Definitivamente, un meteorito extinguió a los dinosaurios

SOCIEDAD

Un equipo con participación española confirma esta teoría, que fue cuestionada

05 mar 2010 . Actualizado a las 14:20 h.

Un enorme meteorito fue la causa de la extinción de los dinosaurios y de las dos terceras partes de las especies que poblaban la tierra hace 65 millones de años. Dicho así, la primera pregunta que surge es: bien, ¿y cuál es la noticia?, o, ¿pero esto no se estudia ya en los libros de texto? Habría, entonces, que añadir un matiz: el origen de la extinción de los dinosaurios ha dado lugar a cerca de 40 hipótesis científicas de las que la más plausible hasta ahora es la caída de un asteroide que disparó una serie de desastres en cadena. Sin embargo, esta teoría ha ido perdiendo fuelle en los últimos años en detrimento de otra alternativa que aboga por una serie de causas múltiples, entre las que también se incluía el impacto de uno o varios meteoritos, pero en la que el factor decisivo de la extinción habría sido un anómalo incremento en la actividad volcánica en el área del Deccan (India), lo que habría provocado un enfriamiento global y lluvia ácida.

La polémica, lejos de cerrarse, sigue muy viva. Pues bien, la revista Science aspira ahora a cerrarla de forma definitiva al presentar hoy el mayor estudio que se haya hecho nunca sobre el tema, en el que ha participado un equipo internacional de más de 40 científicos de doce países, entre ellos micropaleontólogos de la Universidad de Zaragoza. ¿La conclusión? La ciencia confirma que el impacto de un asteroide de 12 kilómetros de diámetro acabó con los dinosaurios. Impactó contra la Tierra, en la península mexicana de Yucatán, a una velocidad veinte veces superior a la de una bala y liberó una energía un millón de veces mayor que la de la mayor bomba nuclear jamás detonada. Y, de paso, fulminó a las especies de gran tamaño. Apenas sobrevivieron las que pesaban menos de 25 kilos.

«Tras combinar todos los datos disponibles a partir de diferentes disciplinas científicas, hemos concluido que un asteroide de gran tamaño en lo que hoy es México fue el principal causante de las extinciones en masa», corrobora Peter Schulte, el coordinador del trabajo. La hipótesis se ha verificado a partir de nuevos datos obtenidos del estudio de perforaciones submarinas y de sitios continentales en distintos puntos del planeta, así como de la revisión de toda la literatura científica sobre el tema.

En la investigación participó de forma activa un equipo de la Universidad de Zaragoza que se encargó de analizar fósiles microscópicos (foraminíferos) que ayudan a datar las rocas sedimentarias marinas que los contienen y a conocer el ambiente del lugar en que fueron depositadas. Para corroborar la teoría impactista, la investigación española recogió resultados obtenidos en Europa, Sudamérica, el norte de África y de diversos sondeos oceánicos, que van desde la respuesta de las comunidades marinas a los cambios ambientales desencadenados al seguimiento de la intensidad de la extinción. Este último aspecto es clave, ya que revela, frente a lo que postula el modelo multicausal, que la desaparición de las especies no se produjo, ni mucho menos, de forma progresiva, sino más bien abrupta.

«Catastrófica»

«Hemos corroborado que su extinción fue catastrófica, es decir, acontecida en un intervalo de tiempo geológicamente instantáneo, y que, por tanto, solo es explicable por la teoría impactista», explica el micropaleontólogo Ignacio Arenillas.

¿Qué fue lo que ocurrió entonces? Una serie de tragedias en cadena. El impacto eyectó material a grandes velocidades por todo el mundo, provocando una oleada de terremotos por encima de la magnitud 10, maremotos, deslizamiento de tierra, el colapso de plataformas continentales, lluvias ácidas por la liberación de azufre, incendios masivos... Pero lo peor aún vino después. El choque liberó gigantescas cantidades de polvo y hollín a la atmósfera que ocultaron la radiación solar. El planeta vivió durante años un invierno infinito que llevó al colapso de la cadena alimentaria. No había comida.