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«Solo nos levantamos con la hora oficial, el resto lo hacemos con la solar»

Alejandro Posilio

SOCIEDAD

Afirma que las peculiares costumbres horarias de este país proceden de las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial y del pluriempleo de la posguerra

21 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Este empresario belga, afincado en Barcelona desde hace un decenio al casarse con una nativa, se quedó tan sorprendido de las costumbre horarias de este país que decidió averiguar su orígenes y causas. Tras años de estudio e investigaciones, se ha convertido en uno de los mayores expertos en esta materia. Hoy asesora a la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles.

-¿Cuál es el origen histórico de los actuales husos horarios?

-Hasta el siglo XIX, cada lugar del mundo se regía por la hora solar. Esto cambió con la irrupción del ferrocarril, que debía regirse con puntualidad. Por eso se necesitaba unificar el criterio de la hora, para lo que se convocó una conferencia internacional en Estados Unidos, en la que se creó el sistema actual. Por consenso se estableció que el cero estaría en el meridiano de Greenwich, y se crearon 24 bloques o husos horarios a partir de él, que luego se han ido adaptando a las fronteras nacionales. En Europa había tres husos. A España, por su posición (Greenwich pasa por Castellón) le correspondió el huso europeo occidental, junto con el Reino Unido, Francia, Irlanda, Benelux y Portugal. Los países situados en el huso europeo central, Alemania e Italia, entre otros, tenían una hora más, y los del huso oriental, como Bulgaria y Rumanía, dos horas más. Pero cada país hacía lo que le convenía. La cooperación internacional llegó después de la Segunda Guerra Mundial.

-¿Y cómo surgió lo de los horarios de verano e invierno?

-En los años diez del siglo pasado se comenzó a experimentar, pero después de unos años se dejó. Tras el crac del 29, por motivos de ahorro económico, se volvió a la idea de horarios de verano e invierno. Hasta los años treinta no había ninguna coordinación entre países para realizar estos cambios. También los había que unos años lo hacían y otros no, y otros experimentaron con el adelanto de dos horas. Era un caos.

-¿Por qué España tiene la hora que tiene?

-Por la combinación de dos causas: el cambio de huso en 1942 por un concurso de circunstancias bastante complejo y por el pluriempleo de después de la guerra. Mucha gente cree que lo tenemos desde siempre, pero no. Lo que sucede es que han pasado 70 años y casi no queda nadie para contar cómo era antes. Todo comenzó en marzo de 1940, cuando se adoptó el horario de verano occidental. Luego, en otoño, no se sabe muy bien por qué, no se regresó al horario de invierno, y todo el año 41 se quedó con el horario de verano occidental. Ese año, hasta Inglaterra, que estaba siendo bombardeada por los alemanes, decidió meterse en el huso central para no despistar a sus soldados. Además, en el 42, Portugal experimentó con doble hora de verano, por lo que España se encontró que Francia, toda ocupada, estaba con el huso de Centroeuropa que habían impuesto los alemanes, al igual que Inglaterra y Portugal. Ante esa situación, el 2 de mayo decidió ponerse como los demás. Ahí empezó la desgracia.

-¿Qué pasó luego?

-En el 45, cuando terminó la guerra, Inglaterra regresó en julio a la hora occidental. En cambio, el Benelux, Francia y España se mantuvieron en el huso de Alemania, pero España está mucho más al oeste que estos países, por lo que el sol llega más tarde. Y en la cultura española, el sol es muy importante.

-¿Y el pluriempleo cómo afectó?

-En la posguerra hacían falta dos trabajos para vivir. Esto se hace madrugando y teniendo un parón importante al mediodía para poder comer. El horario en España se alarga por la mañana, al comenzar demasiado temprano. Lo único que hacemos con la hora oficial es levantarnos, el resto lo hacemos con la hora solar, como si nada hubiera pasado. Además, como empezamos a las nueve y tenemos que esperar hasta las dos para comer, es demasiado tiempo, no aguantamos, y se ha creado ese curioso hábito de ir a desayunar a media mañana, costumbre que no existe en ningún país. Aquí se pierde ya media hora. Luego, el parón grande del mediodía, donde tenemos dos horas para comer, en vez de una. Así, hay hora y media que es tiempo privado que se ha quedado atrapado en el ámbito laboral. Realmente, lo pasamos en el trabajo perjudicando la productividad. Aquí no gana nadie.