De Guímaro, Quinta da Muradella, Forjas del Salnés y Algueira, todas bodegas asesoradas por Raúl Pérez, salieron las marcas que situaron a los tintos gallegos en el mapa de la crítica internacional previa bendición de Robert Parker. Paradójicamente, eran vinos de perfil atlántico, en las antípodas del denominado «estilo Parker».
F. A. A mí Parker me merece todo el respeto desde el momento en que pone su equipo a disposición del mundo del vino. Cualquier marca con distribución en Estados Unidos puede pasar por su mesa de cata. En España se le critica mucho, pero ya nos gustaría que muchas guías tuviesen su independencia.
J. L. M. [Se piensa un rato la respuesta] Estoy de acuerdo con Fernando. Parker cata varios miles de vinos al año y posiblemente perciba transformaciones que tienen que ver con la evolución del gusto en ese país. El mercado estadounidense no es el mismo de cuando él se inició como prescriptor. El consumidor se va haciendo más sofisticado, no le valen los vinos de cuando empezaba y busca cosas diferentes. A Parker se le trata injustamente porque, en último caso, habría que censurar a los que diseñan vinos para un determinado gusto. Más que concentración de color o de madera, me parece que quiere vinos con concentración de sensaciones. Y los que hace Raúl en Galicia le aportan eso.
P. En Burdeos, el Latour del 90 vale cinco veces más que el del 92. ¿Se valorarán algún día los mejores vinos gallegos por añadas?
F. A. En Galicia estamos cometiendo el error de sacar los vinos muy pronto al mercado, los estamos bebiendo excesivamente jóvenes. Pero los que no paramos necesitamos dinero para circular y aquí no existe la figura del distribuidor que guarda esos vinos y luego los saca al mercado, como pasa en Francia.
J. L. M. La cultura de la añada es fundamental y aquí no tenemos interiorizado que los vinos deben ser su reflejo. Si queremos que Galicia llegue algún día a ser algo en el mundo del vino hay que fomentar la longevidad, el recorrido en botella, de lo contrario nos quedaremos en una zona con mucho potencial y nada más. Podemos hacer vinos con una complejidad que ahora no llegamos a apreciar por consumirlos demasiado jóvenes.