No cabe duda de la relevancia que tiene Internet actualmente. Podríamos hablar de sus aspectos positivos, pero nos vamos a centrar en sus posibles efectos negativos y más concretamente en si produce adicción. Sobre ello disponemos de pocos estudios fiables sobre la adicción a Internet, y menos sobre los jugadores patológicos de la Red. Con frecuencia se confunde el uso y el abuso con la adicción. Los pocos datos que hay de otros países indican que la adicción a Internet no llega al 1% de la población.
¿A quién afecta este trastorno? Hay varios tipos de adictos a Internet: adictos cibersexuales, a las relaciones sociales, al juego, y a la sobrecarga de información. Aunque puede afectar a jóvenes y a adultos, los más vulnerables son los niños y los adolescentes (cuando sufren ciberacoso o acceden a contenidos ilegales). Siendo un tema importante, y a veces morboso para los medios de comunicación, hay otros más graves en adolescentes, como el fracaso escolar, el abuso de alcohol y cannabis, consumo de tabaco, suicidio, accidentes de tráfico..., como para los adultos.
A nivel asistencial se presentan muy pocos casos a tratamiento clínico. Y estos están frecuentemente asociados con otros trastornos (juego patológico, fobia social, adicción al sexo). Aún así se prevé que este se incremente en los próximos años conforme aumenten la cobertura de la Red y los usuarios.
¿Deben preocuparse los padres por el uso de Internet de sus hijos? Sí, pero igual que lo hacen con su higiene, sus hábitos de alimentación, sus estudios, su desarrollo emocional. Por ello deben tomar algunas medidas sobre el uso de Internet en sus hijos como supervisar el acceso a los contenidos, controlar el tiempo de uso, que el ordenador esté en un lugar visible o que no den su dirección de correo.
En los próximos años viviremos una mayor expansión de Internet (por ejemplo tener que usar el DNI electrónico). Tenemos que aprovechar sus aspectos positivos y neutralizar los negativos. Las Administraciones públicas, los padres, los educadores, los profesionales sanitarios, etcétera, deben estar atentos a este nuevo fenómeno y tomar las medidas necesarias para evitar sus efectos negativos.