Copagando la sanidad ya estamos todos. Conviene recordarlo, porque hay personajes con memoria de pez. Copagamos cada vez que pagamos la luz, a través del impuesto de valor añadido, del IVA. Copagamos al fumar, con su impuesto especial. Copagamos con el impuesto de la renta, porque hay una parte de la sanidad que se financia con el IRPF. Copagamos al repostar en una gasolinera, mediante el llamado céntimo sanitario. Porque, ¡huy!, sí, es cierto, en España ya hay un céntimo sanitario. O sea, que ya pagamos y copagamos e entre todos el sistema nacional de salud (SNS). De modo que el mal denominado copago sería en realidad un co-copago.
La sanidad pública no se sufraga con la cuota de la Seguridad Social. Que quede claro de una vez. Eso dejó de ser así hace mucho, mucho tiempo. Ahora el Sintrom, el trasplante y el parto lo costeamos sobre todo con impuestos indirectos y especiales, mira por dónde, los impuestos más regresivos. Si ahora «estudian» -otro eufemismo, porque estudiar, lo que se dice estudiar, algunos estudian poco y les luce menos- introducir una tasa cada vez que alguien vaya a un ambulatorio o a un hospital, penalizarán de nuevo a los más indefensos: ancianos, enfermos, ciudadanos con diversidad funcional.
No conozco a nadie que vaya al médico por vicio o aburrimiento. Los enfermos imaginarios irán más bien a clínicas privadas: el chequeo anual, la varícula, ay, esos juanetes. Pero no hagamos dejación de la equidad en esta alocada carrera por recuperar lo que ayer se dilapidó en aceras, sin ir más lejos. Existen otras vías, incluso dentro del ámbito sanitario.
La sanidad pública española goza de profesionales de primera división mundial y, en cambio, desaprovecha su know-how para generar negocios de alto valor añadido en biomedicina, ingeniería de prótesis, farmacia? Del mismo modo, deja de explotar su posición de monopsonio o principal cliente de multitud de productos y servicios, que le permitirían exigir mejores condiciones a sus proveedores.
Pero claro, para incrementar ingresos y reducir costes hay que tener gestores profesionales e independientes, sean verdes o morados, de Vilanova o Neustadt. Cachis.