James Bond, con su esmoquin blanco bajo un traje de buzo, fue un espía real, según un libro del MI6
SOCIEDAD
Graham Greene o Somerset Maugham también trabajaron para el servicio secreto
23 sep 2010 . Actualizado a las 02:00 h.Un espía llega a una playa, se quita el traje de goma debajo del cual lleva un esmoquin impecable y se va al casino cercano. Pero no es una novela de James Bond, sino la verdadera vida de los agentes de los servicios secretos británicos, según un nuevo libro sobre el MI6.
Por primera vez, la agencia de inteligencia exterior británica autorizó la publicación de un libro a partir de sus archivos, desde su creación, en 1909, y hasta 1949. El resultado es una obra de 800 páginas titulada MI6, firmada por el historiador Keith Jeffery, que nos sumerge en un mundo que nada tiene que envidiar al del agente ficticio salido de la pluma de Ian Fleming.
«Los verdaderos James Bond son en realidad más interesantes que los de ficción -estimó Jeffery en una entrevista con la AFP-, gente que se encontraba en situaciones muy peligrosas y algunos pagaban con sus vidas».
Un primer día aburrido
Los orígenes del MI6 fueron sin embargo modestos. Mansfield Cumming, su primer jefe conocido únicamente como «C», describía así su primer día de trabajo, el 7 de octubre de 1909: «He ido a la oficina y me he quedado todo el día. Pero no he visto a nadie y tampoco había nada que hacer».
Como disponía de medios escasos, el servicio debía a menudo recurrir a métodos inéditos. «He escuchado decir a C que el esperma es la mejor tinta invisible», escribió en 1915 un responsable relatando experiencias con resultados sorprendentes. A otro agente se le rogó que no almacenara «tinta» en una botella sino que usara esperma fresco «para cada carta», después de que sus colegas se quejaran del «olor pestilente» que desprendían sus cartas escritas con un «producto» rancio.
El agente Bill Biffy Dunderdale, un amigo de Ian Fleming, tenía más glamur: su éxito entre las mujeres y su pasión por los automóviles habrían inspirado el personaje de James Bond. O Pieter Tazelaar, que aterrizó en una playa de Holanda ocupada por los nazis, «en traje de gala completo debajo de su traje de submarinista concebido para mantenerlo totalmente seco», y al cual roció unas gotas de coñac Hennessy XO para reforzar su «imagen de juerguista».
En el libro también se dice que los escritores Graham Greene, Somerset Maugham o Arthur Ransome fueron espías, o que un jefe, Claude Dansey, fue seducido por Robbie Ross, supuestamente el primer amante de Oscar Wilde.