Como ya es habitual desde hace unos años cuando se acercan unas elecciones, los partidos políticos están intentando utilizar las redes sociales, pero siguen, salvo excepciones, sin acabar de enterarse. La última muestra, tras el debate entre Mariano Rajoy y Alfredo Rubalcaba, cuando desde el Partido Popular se empeñaron en decir que haber conseguido que la etiqueta #rajoygana se hubiera convertido en trending topic en Twitter indicaba que Rajoy había ganado.
Quizás olvidaban, o no sabían, que el que algo se convierta en trending topic lo único que quiere decir es que se está mencionando mucho en Twitter, pero sin entrar en si bien o si mal. Y si no que se lo digan a David Bisbal con su desafortunado comentario sobre la revolución en Egipto y las pirámides, que hizo que #turismobisbal fuera también trending topic. Si vamos a eso, Justin Bieber tendría que ser a estas alturas presidente del mundo. O al menos de Twitter.
Pero tampoco ha sido la única metedura de pata en estas últimas semanas, pues ya se montó un gran revuelo cuando el PP sugirió a sus afiliados y simpatizantes que les cedieran el uso de sus perfiles en Twitter y Facebook, durante la celebración de la convención del partido en octubre.
Y también el PSOE consiguió una hazaña similar al proponer un programa de puntos para aquellos que más contenido compartan en las redes sociales sobre Rubalcaba y su candidatura.
Los dos partidos obviaron que si por algo se caracterizan las redes sociales es por su espontaneidad y no por su uso como tablón de anuncios, y los dos consiguieron sus trending topic con #prostituit y #puntosrubalcaba, respectivamente, aunque no recuerdo que lo vendieran como un éxito.
De todos modos, estoy seguro de que el que Internet y las redes sociales les importan más bien poco a los partidos quedará demostrado una vez más cuando el 21 de noviembre su actividad en ellas quede reducida a cero.