Susana Seivane desayuna con una de las tazas que los lectores de La Voz pueden conseguir por solo medio euro.
20 ene 2012 . Actualizado a las 11:22 h.Irrumpimos en la cocina de la famosa gaiteira Susana Seivane. Entramos armados con una taza en la que Espinete ocupa el punto opuesto al asa. Es nuestro regalo a la anfitriona. A cambio, ella nos contará los recuerdos que le despierta tan entrañable personaje.
-Esperemos que le guste.
-Sí, me hace mucha ilusión. Yo tendría unos tres o cuatro años y recuerdo perfectamente el primer programa que mi madre me anunció esa misma mañana. Y los vi todos, vaya si los vi.
-Y la imagino tocando con la gaita la sintonía de la cabecera, aquel naaa-nana-nananá...
-Si, fue de las primeras cosas que toqué al margen del folk y la música tradicional.
-¿Qué desayuna?
-Poca cosa, la verdad.
-Una estrella de la música no puede ir dando ese mal ejemplo.
-Hombre, a no ser que me lo den hecho. Pero eso sí, si me levanto con hambre me preparo hasta un desayuno continental, de esos de huevo y beicon. Antes era más del Cola-Cao, ahora me he aficionado al café con leche clarito y echándole aceite a una rebanada de pan de verdad.
-¿Y cómo es el pan de mentira?
-El de molde.
-¿No se le hace raro tener ahora en el desayuno un personaje que la acompañó en tantas meriendas?
-Ahora que lo dices... Lo que pasa es que yo mantengo las meriendas en plan bocata, pero también unas galletas mojadas en leche, y ahí usaré a Espinete más que nunca.
-¿A cuántos personajes de Barrio Sésamo recuerda?
-A todos. Y a alguno hasta lo imito hoy en día. Cuando hay un sitio con muchos árboles o columnas me escondo y asomo y digo: «Hola, soy don Pimpón».
-¿Cómo sería una conversación entre Espinete y Xabarín?
-Uf, supongo que Xabarín, que es más cañero, se reiría de Espinete. Y, al igual que yo, se preguntaría por qué va en pelotillas por el día y para dormir se pone pijama. Nunca lo entendí.