En el 2009, la empresa Dyson presentó la mayor cantidad de solicitudes de patentes del Reino Unido después de Rolls Royce.
-¿De qué invento está más orgulloso?
-Esta pregunta es difícil de responder; es como si me pidiesen elegir entre mi hijo o mi nieto favorito? Todos son especiales para mí, pero creo que el invento que más me emociona es nuestro motor digital. Hemos estado desarrollándolos durante más de una década y hemos conseguido que sean motores más ligeros y ecoeficientes que los convencionales.
-¿Cree que estamos excesivamente rodeados de tecnología? Hemos dejado de vivir de una forma más natural y dependemos de todo tipo de bienes para nuestra vida diaria: coche, televisor, móvil...
-La tecnología en sí no es mala, ni tiene por qué estar necesariamente reñida con vivir de una forma natural. La tecnología, bien empleada, nos ayuda a hacer nuestra vida más fácil. Creo que el secreto está en el uso que se haga de la tecnología; la tecnología será excesiva en tanto en cuanto el uso que nosotros mismos hagamos de ella sea excesivo.
-Usted ha conseguido triunfar y su empresa tiene más de 3.000 empleados y sedes por todo el mundo. ¿Cómo revierte su éxito en la educación?
-En el 2002 creamos la Fundación James Dyson, con el objetivo de apoyar a los jóvenes diseñadores e ingenieros. Cada año financiamos diferentes estudios de investigación, escuelas y proyectos educativos. Además, todos los años organizamos un concurso internacional de diseño: el ganador internacional recibe un premio de 10.000 libras para desarrollar su invento, y el departamento de su universidad recibe 10.000 libras adicionales para invertir en sus instalaciones o en material educativo.
-¿Qué producto le gustaría inventar o mejorar?
-Los avances tecnológicos son ilimitados y para mí, la nanotecnología (tecnología aplicada a escala de átomos y moléculas) tiene un potencial especialmente importante, en el que me gustaría aportar algo. Hemos colaborado con la Universidad de Cambridge para apoyar la investigación en este campo.