La popular cocinera estadounidense cumpliría hoy cien años, por lo que Google le dedica un especial doodle gastronómico
15 ago 2012 . Actualizado a las 22:23 h.Cuando Estados Unidos se enamoró de la televisión, Julia Child, una mujer de voz infantil y altura asombrosa, usó la pequeña pantalla para impulsar la buena cocina en un país que hoy celebra el que hubiera sido su 100 cumpleaños. Google, el buscador más popular del mundo, ha querido rendirle también un especial homenaje dedicándole uno de sus habituales doodles que durante el día de hoy acompaña a sus usuarios en todas sus búsquedas.
Casada con un diplomático, Julia Child no descubrió su pasión por la cocina hasta que probó un lenguado a la Meunière en 1948. Fue toda una revelación que la llevó a convertirse en los años 60 en una de las primeras cocineras televisivas de Estados Unidos, una maestra de la sofisticación francesa en un país que empezaba a descubrir los congelados y la comida rápida.
Cien años después de su nacimiento en 1912 y ocho después de su muerte en el 2004, los estadounidenses no han perdido su apetito por las recetas y la vibrante personalidad de Child, inmortalizada por Meryl Streep en la película Julie y Julia (2009).
Menús especiales en cien restaurantes de Estados Unidos, una nueva biografía y una retrospectiva televisiva son algunas de las actividades que marcan el centenario de una mujer cuyo primer libro, Mastering the Art of French Cooking (Perfeccionando el arte de la cocina francesa), se convirtió en un apoyo imprescindible para varias generaciones.
La cocina de la casa de Julia Child de Cambridge (Masachusets), en la que filmó sus últimos programas televisivos, se expone desde hoy en el Museo de Historia Estadounidense de Washington, tras ocho meses de reforma para ampliar el espacio de una atracción que mantiene a sus visitantes ensimismados en los cacharros y los programas de Julia. «Era una fuerza de cambio muy significativa, que incitaba a la gente a probar cosas diferentes, a aprender cosas nuevas, y sobre todo, a disfrutar de los placeres de la mesa, con familia y amigos», explicó la comisaria de la exposición, Paula Johnson. «Ese mensaje era muy diferente de otro mensaje que también estaba muy presente en nuestra cultura al mismo tiempo. En los 60, e incluso hoy, hay una tendencia de comer por el camino cualquier cosa que sea rápida», añadió.
Bajo la apariencia glamurosa de sus recetas francesas, Child buscaba transmitir la importancia de usar alimentos frescos, con una atención a la selección de los ingredientes que, 40 años después, ha dado pie a la fiebre por la comida orgánica. Pero lo que verdaderamente hacía que el público de los 60 y 70 tomaran nota de sus recetas era, según su biógrafo Bob Spitz, su naturalidad y su eterna disposición a reírse de sí misma. «Cuando Child trataba de dar la vuelta a una tortita y se le caía la mitad en el fogón, la devolvía a la sartén y decía a los espectadores: 'Si estáis solos en la cocina, siempre podéis recogerla. ¿Quién se va a enterar?», escribe Spitz en su nueva biografía Dearie, que llega hoy a las librerías del país.
El teléfono de Child, expuesto en la cocina del museo, sonaba sin parar cada año en Acción de Gracias, cuando miles de personas buscaban su número en el listín telefónico para hacerle preguntas sobre cómo cocinar el pavo, a las que ella respondía «sin descanso», según Spitz. La propia Meryl Streep se declaró admiradora de su personalidad durante la promoción de Julie & Julia. «¿Cómo definir esa cualidad que tienen solo algunas personas? Parecía estar feliz de estar viva cada día de su vida», señaló la actriz en una entrevista con The Charlie Rose Show en el 2009.
Antes de tomar clases de cocina en Le Cordon Bleu de París, la comida era poco más que un «combustible» para Child, que también se convirtió en un ejemplo para los artistas tardíos de muchas disciplinas, de acuerdo con Spitz. La cocinera, famosa también por su relación con los espías de la Guerra Fría dentro de la ya disuelta Oficina de Servicios Estratégicos (OSS, por su sigla en inglés), abogó además por la moderación en un país donde las porciones de los restaurantes le parecían «enormes».
«Cuando la gente la acusaba de comer demasiada carne roja y mantequilla y cosas con grasa, su respuesta era: todo con moderación», explicó Johnson. Pese a sus cuatro décadas de experiencia en televisión, su medalla de la Legión de Honor francesa y la creación de una fundación para la excelencia culinaria, Child no empezó a verse como pionera hasta el final de su vida. «Fui la persona correcta en el momento correcto», resumió en una entrevista en el Instituto Culinario Estadounidense en 1990.