Pionero tantas veces en cuestiones musicales, Kiko Veneno recela del papel que Internet tiene hoy y del que puede desempeñar en el futuro del sector y de sus protagonistas.
-Ya no quedan «cachitos de hierro y cromo». ¿Echa de menos aquellos formatos?
-[Se ríe]. Mucha gente joven hoy ya no entenderá la letra de aquella canción. Hombre, sí que echo de menos el sonido de los vinilos antiguos o de los altavoces de madera, pero no soy un nostálgico. Lo que sí estoy es vigilante contra el desarrollo tecnológico excesivo que nos ha llevado a la ruina gracias a la creación de un formato perfectamente copiable y manipulable que sustrae a la música su valor como artesanía.
-¿Y que opina del papel de Internet como medio y elemento democratizador?
-Que está muy bien que ese papel lo desempeñe en el 15-M, en las revueltas árabes o a través de Wikileaks, pero en el aspecto artístico no creo que Internet esté causando ese efecto. Sus productos son muy efímeros, son blufs. De repente pueden ser vistos por millones de personas, pero en un mes han desaparecido. Dentro de veinte años nadie recordará un disco de esos que dan el pelotazo en Internet.