Un informe pionero sobre el consumo hídrico de la fabricación de tejidos desvela que para hacer unos pantalones se emplean 3.305 litros de agua
26 ago 2012 . Actualizado a las 07:00 h.Si nos preguntan cuánta agua consumimos al día, la mayoría sumaríamos la que usamos para asearnos, fregar, cocinar o lavar la ropa. Pero, sin saberlo, cada uno de nosotros gasta diariamente una cantidad que sorprende.
Por ejemplo, en la fabricación de un pantalón vaquero se emplean nada menos que 3.305 litros de agua. Así lo desvela un estudio pionero en España que mide el consumo hídrico empleado en la fabricación de tejidos. «Es una cantidad elevada porque se trata de una prenda confeccionada en algodón, una planta que necesita muchísima agua para desarrollarse», explica Alberto Garrido, subdirector del Observatorio del agua de la Fundación Botín, entidad autora del estudio junto con El Corte Inglés y la participación de las empresas valencianas Royo y Aitex.
El proyecto analizó la llamada huella hídrica del pantalón vaquero. Es decir, la cantidad de agua que se necesita desde el cultivo de la materia prima hasta que el producto final está listo para la venta en las tiendas. Para este caso, se estimó el consumo de tres tipos de recursos hídricos: el agua procedente de la lluvia que la planta evaporó y transpiró; la tomada de los ríos, embalses o recursos subterráneos y que no se devolvió a ellos, y la necesaria para diluir los productos químicos que llevaban las aguas devueltas. Y así se ha podido conocer también que para confeccionar un cinturón de piel hacen falta 2.200 litros de agua; 4.400 en el caso de un par de zapatos o 2.200 para un jersey de lana.
En España, la huella hídrica per cápita es de 2.325 litros. «Es una de las más altas del mundo si la comparamos con la de otros países», señala Garrido. La de China es de 700 litros y la de Estados Unidos es de 2.500. El 70 % del consumo hídrico individual en los países ricos se lo llevan los alimentos y el otro 30 % a otros productos. Sin embargo, el indicador depende no sólo del producto que consumimos sino de dónde, cuándo y de qué forma se ha producido.
Para entendernos, el consumo de agua de los españoles será diferente si comemos más lechugas que naranjas, pero también variará en función de si estas han sido cultivadas en la Comunidad Valenciana o Murcia, por ejemplo, o se han importado desde Sudáfrica. De hecho, el 36 % de nuestra huella hídrica se origina fuera de nuestro país.
Dentro de los productos alimenticios también se aprecian diferencias. Las carnes necesitan más aporte que los vegetales, pues no sólo se mide lo que bebe el animal sino también el consumo hídrico de pastos y piensos y la contaminación que producen. Un tomate, por ejemplo, necesita 125 litros de agua desde que se siembra hasta que lo disfrutamos en casa, mientras que un filete de vaca requiere unos 5.000, ya que un kilo de vacuno consume 15.400 litros.
Una vez conocidos estos datos surge inevitable la pregunta. ¿Es sostenible producir como lo estamos haciendo? La cantidad de agua disponible en la Tierra es constante, si calculamos la cantidad de moléculas de agua que hay en la atmósfera. No obstante, en algunas zonas, debido a la producción y al uso intensivo de recursos, pueden producirse situaciones de escasez.