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Otra derrota de los vikingos en Foz

La Voz M. L. FORMADELA

SOCIEDAD

Una de las lanchas vikingas, situada sobre el espigón de A Rapadoira, preparada para participar en la batalla.
Una de las lanchas vikingas, situada sobre el espigón de A Rapadoira, preparada para participar en la batalla. xaime ramallal< / span>

San Gonzalo y su hueste de campesinos frustraron el desembarco normando

26 ago 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

¿Vikingos en Foz? Sí, ayer desembarcaron en la villa mariñana para rememorar el ataque normando que sufrió la costa en el siglo IX. Así reza la leyenda, con un protagonista de excepción, san Gonzalo, cuyos restos descansan en la basílica de San Martiño. San Gonzalo avistó las embarcaciones vikingas desde el alto del lugar conocido como O Santo y cada vez que se arrodillaba para rezar, provocaba que una nave normanda se hundiese.

Ayer, los vikingos regresaron a Foz, donde nadie quiso perderse el espectáculo. Pero había truco. Las largas barbas rubias eran pelucas y los genes eran gallegos, un detalle insignificante porque el pueblo se volcó con la representación.

En torno a la una de la tarde llegaba a la playa de Tupide la flota dispuesta a invadir Foz, con las típicas velas de rayas y los escudos a los costados, mientras que en las calles y locales de la zona no faltaban banderines de colores, barriles de madera ni las pacas de paja para sentarse. Los bravos guerreros tomaron posición de ataque coreando cánticos y lanzando amenazas, pero los campesinos esperaban en tierra, dispuestos a dificultarles la empresa. Mientras tanto, por un altavoz se narraba la leyenda de san Gonzalo, que no eludió el envite y acudió a la playa a las llamadas de socorro de los lugareños. La victoria fue suya y los espectadores prorrumpieron en vítores y aplausos.

La batalla fue breve. A las dos de la tarde, unas danzas servían para celebrar su término. Los vikingos, doce siglos después, habían sido vencidos en Foz y A Mariña estaba salvada.

Había que celebrarlo, y qué mejor forma que entrar en alguno de los numerosos establecimientos de hostelería que ofrecían un potente menú de época. No faltaron lacón, pollo asado o cerdo ao espeto.

La transformación de Foz fue completa, con actividades durante todo el día. Hoy continúa la fiesta, así que si acude a la villa no se sorprenda si al tomar un vino le saluda un vikingo.