«Claro que hay rivalidades internas, como en cualquier otro colectivo. Está en la doctrina de la Iglesia y el papa asume estas cosas», sentencia Mario Vázquez Carballo, vicario episcopal de Enseñanza y delegado de Pastoral Universitaria del Obispado de Lugo. Recuerda en ese sentido que en el Concilio Vaticano II «la Iglesia se autodefine como santa y pecadora», lo que significa que «pensar que solo es santa o que solo es pecadora es falsear la doctrina de la Iglesia». Y añade una conclusión: «el bien triunfará siempre sobre el mal».
Con todo, Vázquez Carballo dice que se pierde de vista el contexto de la homilía del papa, «realizada en miércoles de Ceniza a partir del evangelio, en la línea de las palabras de Jesús a los fariseos, a los que llama hipócritas».
No es la única contextualización que realizó el papa esta semana para que su discurso o su actuación tengan un eco universal. Vitorino Pérez recuerda que para comunicar su renuncia eligió precisamente el pasado lunes, «cando a igrexa celebraba en todo o mundo o día do enfermo. O papa preséntase a se mesmo como enfermo, pero tamén á igrexa».
José Fernández Lago, director del Instituto Teolóxico Compostelano, considera, como Vázquez Carballo, que el mensaje del papa tiene un contenido «más amplio» del que se le ha dado, y que lo que sugiere el pontífice es la necesidad de que «cada persona reforme su propia vida dentro de esta sociedad sin valores».