Federico Lombardi, en su tradicional editorial emitido por Radio Vaticana, dice que en el Vaticano están «todos muy afectados»
16 feb 2013 . Actualizado a las 18:05 h.Sereno y distendido, según su secretario personal, Benedicto XVI prosiguió ete sábado con su agenda y recibió al presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, al que confió que ha sido «muy difícil» tomar la decisión de renunciar al papado, pero que considera que es una decisión «recta» para la Iglesia.
«Benedicto XVI me ha dicho que cree que es lo mejor para la Iglesia, ya que por su edad y también por sus problemas de salud (padece del corazón) no puede viajar, salir más y que la responsabilidad de la Iglesia es muy grande y que por eso tomó esa decisión», dijo Pérez Molina a la prensa tras mantener un coloquio a solas con el papa durante 25 minutos en su Biblioteca Privada.
Pérez Molina señaló que le ha visto «muy decidido y muy firme» por la decisión adoptada, «que me dijo fue una decisión muy difícil», pero que consideraba que era una decisión recta para la Iglesia Católica. El papa Ratzinger le aseguró que aunque se retira, seguirá rezando por la Iglesia.
Pérez Molina ha sido el último Jefe del Estado no italiano que es recibido en audiencia por el papa, quien tiene previsto despedirse del presidente italiano, Giorgio Napolitano, el 23 de febrero. «Para mi ha sido un privilegio y un honor. Para Guatemala es algo histórico y yo me siento muy honrado de saludarle y verle en tan buenas condiciones físicas y mentales», afirmó.
El mandatario reconoció que los años pesan -el papa cumple 86 el 16 de abril próximo- pero que Benedicto XVI tiene la mente clarísima y que los temas que abordaron lo hizo con mucha profundidad.
«Le vi en muy buenas condiciones, aunque como es lógico a esa edad camina lento, pero durante toda la audiencia estuvo muy sonriente, franco en sus palabras y alegre, me sentí muy cómodo», preció.
¿El cónclave para elegir sucesor, antes del 15 de marzo?
Tras la audiencia, el papa recibió a los obispos de la región italiana de Lombardia, en visita «ad Limina Apostolorum» (la que hace cada cinco años los prelados de todo el mundo al Pontífice), encabezados por el cardenal Angelo Scola, arzobispo de Milán y considerado «papable», es decir que puede ser elegido su sucesor en el cónclave.
Respecto al cónclave, la normativa vaticana contempla que se celebre entre 15 y 20 días después del comienzo de la Sede Vacante -es decir el interregno entre la renuncia o muerte de un papa y la elección del sucesor- para permitir que vengan a Roma todos los cardenales del mundo.
El portavoz vaticano, Federico Lombardi, no descartó que si todos los purpurados llegan antes, el segundo cónclave del tercer milenio se celebre antes del 15 de marzo.
Benedicto XVI abandonará el Vaticano el 28 de febrero, con destino la residencia de Castel Gandolfo, a unos 30 kilómetros al sur de Roma, donde permanecerá unos dos meses hasta que esté concluida la restauración del monasterio de clausura «Mater Ecclesia», levantado en los jardines vaticanos, donde tiene previsto alojarse definitivamente.