La clave del ADN, a subasta

Victoria Toro NUEVA YORK / CORRESPONSAL

SOCIEDAD

La carta que Crick envió a su hijo en 1953 explicándole la doble hélice se venderá en un millón de dólares

26 mar 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

«Muy hermoso», así describía el descubrimiento que le valdría el Nobel -en 1962- Francis Crick en una carta a su hijo el 19 de marzo de 1953, un mes antes del anuncio en Nature que iba a revolucionar la biología. Ese descubrimiento era la estructura de doble hélice del ADN, una conclusión a la que Francis Crick había llegado junto a James Watson a partir de unas fotografías hechas por la también científica Rosalind Franklin cuando todos ellos trabajaban en la Universidad de Cambridge.

Crick le contó a su hijo de doce años, Michael, algunos pormenores de ese trabajo en una carta porque el niño estaba entonces en un internado. Le decía que habían hallado el mecanismo de copia por el que «la vida proviene de la vida». No solo explicaba la investigación que había hecho - «hemos construido un modelo para la estructura de des-oxi-ribosa-ácido nucleico, llamado ADN», decía-, sino que le dibujó algunos diagramas para que este lo entendiera, aunque en la carta le pedía perdón por no ser capaz de dibujarlo muy bien.

Esa carta que Michael Crick, que ahora tiene 72 años, ha conservado durante todo este tiempo saldrá a subasta el próximo 10 de abril en Nueva York, con motivo del 60.º aniversario del descubrimiento. Y la casa de subastas Christie, que se encargará de ponerla a la venta, estima que puede alcanzar, o incluso sobrepasar, el millón de dólares.

La mitad, a investigación

Michael Crick ha anunciado que la mitad del dinero que obtenga con la venta de la carta lo destinará al Instituto Salk de La Jolla, en California, el lugar donde trabajó desde 1977 su famoso padre, que murió en el 2004 a los 88 años de edad. El destino del dinero será, según Michael Crick, el apoyo de alguna de las investigaciones que interesaron a su padre durante sus años de trabajo. Su hijo Michael es un conocido diseñador de juegos de ordenador que vive en Washington.

Su hijo ha explicado ahora, sobre el momento en el que recibió la carta de su padre con la noticia del descubrimiento, que nadie podía pensar en su repercusión: «Ninguno de nosotros fuimos entonces conscientes de la enorme trascendencia que iba a tener el hallazgo».

La carta tiene siete páginas manuscritas y acaba con una despedida a su hijo adolescente: «Lee con atención esto para entenderlo y cuando vuelvas a casa te enseñaré el modelo que hemos hecho. Con mucho amor, papá».