Colocan la antena que convertirá el One World Trade Center en el techo de América

Efe

SOCIEDAD

Una vez concluya el montaje, el imponente rascacielos que reemplazará a las Torres Gemelas destruidas el 11-S se convertirá en el edificio más alto del continente

02 may 2013 . Actualizado a las 22:03 h.

Neoyorquinos y turistas se acercaron este jueves hasta la zona cero, en el sur de la isla de Manhattan, para ver a los operarios subir la última pieza de la antena que convertirá al rascacielos One World Trade Center en el techo de América.

Una vez concluya el montaje, en una fecha todavía sin determinar, el imponente rascacielos de 1.776 pies (541 metros), que reemplazará a las Torres Gemelas destruidas el 11 de septiembre de 2001, se convertirá en el edificio más alto del continente americano.

Envuelta en una bandera de Estados Unidos, la antena con forma de espiral se alzó hasta lo más alto del rascacielos bajo la atenta mirada de oficinistas y curiosos que acudieron al lugar para ser testigos de otro momento memorable de la historia reciente de Nueva York.

La subida, que coincidió con el segundo aniversario de la muerte de Osama Bin Laden, estaba prevista para el lunes, pero el mal tiempo y el viento que sopló ese día en la ciudad obligaron a la Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey a aplazarla.

La antena, que pesa unas 800 toneladas y mide unos 124 metros, ha quedado reposada en una base situada en lo más alto del edificio, de 104 plantas, a la espera de que los especialistas terminen de instalarla en su emplazamiento final.

Mientras, a escasos metros del lugar, continúan las obras de la nueva terminal de transportes diseñada por el arquitecto español Santiago Calatrava, que costará unos 3.800 millones de dólares y que podría estar lista para 2014.

El lugar exacto donde se alzaban las Torres Gemelas se transformó en un memorial en recuerdo a las víctimas del 11-S, cuyos nombres están impresos en bronce en las paredes de las dos piscinas que presiden el lugar.

Los atentados terroristas dejaron casi 3.000 muertos, incluidos los fallecidos en el ataque contra el edificio del Pentágono, a las afueras de Washington, y en otro avión secuestrado que se estrelló en el campo de Shanksville (Pensilvania).