Manuel Silva está al frente del Saltamontes, esa atracción que, por mucho que se empeñen en bautizarla así, está coronada por un grillo: Pepito Grillo. La ficha cuesta tres euros y medio. Los Silva son ocho hermanos y todos viven de mover las tripas del público con un artefacto fabricado en Zaragoza por la empresa Safeco: «Tenemos que pagar seguros, transporte, luz, gasóleo -la maquinaria del Saltamontes-grillo es diésel- y pagamos también por estar aquí bastante más de mil euros», dice. El feriante se queja de que en Cangas han metido este año más atracciones que de costumbre, con lo que la competencia es mayor pero la tasa municipal no baja. «Hacemos descuentos, claro, pero la cosa está como está».