El papa critica a los que tienen un cuidado ostentoso de la liturgia

La Voz AGENCIAS

SOCIEDAD

En su primera exhortación apostólica, Bergoglio denuncia la «tiranía» del sistema económico y reconoce que la Iglesia ha hecho «poco» por acompañar a las mujeres ante el aborto

26 nov 2013 . Actualizado a las 18:25 h.

El papa Francisco critica a los que están ligados a «cierto estilo católico propio del pasado» o a los tienen «un cuidado ostentoso de la liturgia», sin preocuparles que el Evangelio tenga una real inserción en las necesidades de la gente.

Se trata de una valoración del pontífice en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, de 142 páginas, la primera de Francisco tras los trabajos del Sínodo de Obispos, celebrado del 7 al 28 de octubre del 2012, dedicado a «la nueva Evangelización para la transmisión de la fe».

El papa habla de los que se sienten superiores a otros, de los que en lugar del amor a la Iglesia y la búsqueda de la gloria del Señor, buscan la gloria humana y el bienestar personal.

Esta mundanidad es una supuesta seguridad doctrinal que da lugar a «un elitismo narcisista y autoritario, donde en lugar de evangelizar lo que se hace es analizar y clasificar a los demás, y en lugar de facilitar el acceso a la gracia se gastan las energías en controlar».

En esta oscura mundanidad, en algunos casos, hay «un cuidado ostentoso de la liturgia, de la doctrina y del prestigio de la Iglesia, pero sin preocuparles que el Evangelio tenga una real inserción en el pueblo fiel de Dios».

Así, prosigue el papa argentino, la vida de la Iglesia «se convierte en una pieza de museo o en un posesión de pocos, ¡Dios nos libre de una Iglesia mundana bajo ropajes espirituales o pastorales!», agrega.

Dicha mundanidad asfixiante, según Francisco, se sana «tomándole el gusto al aire puro del Espíritu Santo, que nos libera de estar centrados en nosotros mismos escondidos en una apariencia religiosa vacía de Dios».

El papa lanza también un llamamiento para el cese de enfrentamientos y guerras internas en la comunidad eclesial.

«¿A quien vamos a evangelizar con esos comportamientos?», se pregunta.

Además, el pontífice sostiene que la Eucaristía «no es un premio para los perfectos sino un generoso remedio y un alimento para los débiles, para que los que busquen a Jesús lo encuentren, pues si algo ha de inquietar es que tantos hermanos vivan sin la amistad de Jesús».

Más presencia para la mujer

El papa Francisco cierra a las mujeres cualquier posibilidad de sacerdocio, pero considera «que deben tener mayor espacio y una presencia más incisiva» en la Iglesia católica.

El papa asegura al introducir el tema que «la Iglesia reconoce el indispensable aporte de la mujer en la sociedad» pues «la sensibilidad, la intuición y unas capacidades peculiares suelen ser más propias de las mujeres que de los varones».

Entre ellas, el papa cita la «especial atención femenina hacia los otros, que se expresa de un modo particular, aunque no exclusivo, en la maternidad».

Jorge Bergoglio, explica que ya hay mujeres que comparten responsabilidades pastorales junto con los sacerdotes, pero también reconoce que es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia.

«Porque el genio femenino es necesario en todas las expresiones de la vida social, por lo que se ha de garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito laboral y en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia como en las estructuras sociales», agrega el pontífice argentino.

Para el papa «las reivindicaciones legítimas» de los derechos de las mujeres sobre su igualdad con los hombres plantean a la Iglesia profundas preguntas «que la desafían y que no se pueden eludir superficialmente».

Eso sí, Bergoglio subraya que lo que no se puede cambiar es que «el sacerdocio está reservado a los varones, como un signo de Cristo Esposo que se entrega en la Eucaristía» y que se trata «de una cuestión que no se pone en discusión».

El papa recuerda que en la Iglesia las funciones (como el dar la Eucarístia, etc) «no dan lugar a la superioridad de los unos sobre los otros» y recuerda que «una mujer, María, es más importante que los obispos».

Cerrado el tema del sacerdocio, el papa lanza un desafío a los «pastores y a los teólogos» para que ayuden «a reconocer mejor lo que esto implica con respecto al posible lugar de la mujer allí donde se toman decisiones importantes, en los diversos ámbitos de la Iglesia».

En su exhortación, el papa también dedica amplio espacio a los jóvenes y pide que se les dé más protagonismo.

El papa explica que ante los cambios sociales que se han producido, los jóvenes no suelen encontrar en las actuales estructuras de la Iglesia católica respuestas a sus inquietudes, necesidades, problemáticas y heridas.

Explica que a los adultos les «cuesta escucharlos con paciencia, comprender sus inquietudes o sus reclamos, y aprender a hablarles en el lenguaje que ellos comprenden».

Por esa misma razón, «las propuestas educativas no producen los frutos esperados».

Bergoglio pide escuchar a los jóvenes «porque llevan en sí las nuevas tendencias de la humanidad» y añade: «Nos abren al futuro, de manera que no nos quedemos anclados en la nostalgia de estructuras y costumbres que ya no son cauces de vida en el mundo actual».

El Papa Francisco aboga por una «conversión del papado» y, concretamente, por «una saludable descentralización» de la Iglesia, así como por aumentar la responsabilidad de los laicos.

Con este cambio pretende que el papado sea «más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades actuales de la evangelización» por lo que destaca que las conferencias episcopales podrían hacer una contribución a fin de que «el afecto colegial» tuviera una aplicación «concreta» que aún no se El Papa también ha tenido palabras para la situación crítica que pasa la economía mundial, al que califica de «injusto en su raíz» porque en esa economía predomina «la ley del más fuerte» en la que existe una «nueva tiranía invisible, a veces virtual», de un «mercado divinizado» donde imperan la «especulación financiera, una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta».

Contrario al aborto, pero a favor de ayudar a las mujeres con situaciones difíciles

Por otro lado, indica que «no debe esperarse que la Iglesia cambie su postura» sobre el aborto pues «no es progresista» resolver los problemas «eliminando una vida humana», aunque reconoce que la Iglesia ha hecho «poco» por acompañar a las mujeres que se encuentran en esta situación, sobre todo, en un contexto de violación o extrema pobreza.

«Éste no es un asunto sujeto a supuestas reformas o modernizaciones. No es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana. Pero también es verdad que hemos hecho poco para acompañar adecuadamente a las mujeres que se encuentran en situaciones muy duras, donde el aborto se les presenta como una rápida solución a sus profundas angustias, particularmente cuando la vida que crece en ellas ha surgido como producto de una violación o en un contexto de extrema pobreza. ¿Quién puede dejar de comprender esas situaciones de tanto dolor?», se pregunta.

Por ello, puntualiza que la Iglesia quiere cuidar con predilección a «los niños por nacer, que son los más indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su dignidad humana».

Asimismo, el Papa Francisco invita a «no cerrar» las puertas de los sacramentos, sobre todo las del Bautismo, «por una razón cualquiera» pues «todos pueden participar de alguna manera en la vida eclesial» y porque la Iglesia «no es una aduana» sino que hay lugar para todos. También ha instado a abrir las puertas de la Eucaristía que «no es un premio para los perfectos sino un generoso remedio y un alimento para los débiles». Estas convicciones, según concreta, tienen «consecuencias pastorales que están llamados a considerar con prudencia y audacia».

Persecución de cristianos

Finalmente, Francisco denuncia los «ataques a la libertad religiosa» y «las nuevas situaciones de persecución a los cristianos» y destaca la importancia del ecumenismo con los hermanos ortodoxos para aprender de su colegialidad episcopal.

Además remarca la importancia de la relación con los creyentes del Islam y pide «humildemente» a los países de tradición islámica que aseguren la libertad religiosa a los cristianos, teniendo en cuenta la libertad que los creyentes del Islam gozan en los países occidentales.

En esta línea, invita a «evitar odiosas generalizaciones, porque el verdadero Islam y una adecuada interpretación del Corán «se oponen a toda violencia» así como también reitera «la importancia del diálogo y de la alianza entre creyentes y no creyentes».