El presidente de Castilla y León se suma a las críticas a la reforma
08 ene 2014 . Actualizado a las 15:08 h.La salida de la crisis no es la única patata caliente que tiene entre manos el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. La reforma del aborto propuesta por el ministro Ruiz Gallardón ha creado un cisma inesperado en el partido que, lejos de serenarse, sigue abriendo brecha. El último en pronunciarse en contra de la ley fue el presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, que ha salido en defensa de los alcaldes de Valladolid y Zamora, que habían cuestionado la legislación.
Los barones del PP y demás cargos del partido se verán hoy las caras en la Convención Nacional del PP, en la que el aborto se ha colado en la agenda. Y conciliar las posturas no será fácil después de que altos cargos del partido, alcaldes y presidentes de comunidades como Alberto Núñez Feijoo, de Galicia, o José Antonio Monago (Extremadura), se hayan pronunciado en los últimos días en contra de una reforma que ni dentro del partido ha obtenido el mínimo consenso. A estas voces críticas se unió ayer Juan Vicente Herrera, quien ha abogado por esperar al pronunciamiento del Tribunal Constitucional sobre la ley aprobada por el PSOE en el 2010 y por escuchar opiniones «responsables» y «sensatas como la de los alcaldes de Valladolid y Zamora» antes de aprobar una nueva regulación.
Guerra abierta
Herrera fue crítico, pero conciliador al mismo tiempo en un intento de que este espinoso tema no abra una brecha en el partido, como la que ya parecen mantener los presidentes valenciano y extremeño, que ayer se volvieron a enzarzar en una disputa a cuenta del aborto. Fabra achacó a Monago que su crítica a la reforma de Gallardón no se debe a la defensa de los intereses de sus electores, sino a su interés por mantener contentos a su socios de Gobierno, IU. Y la respuesta de Monago no se hizo esperar. «A ver si es que el más centrado del PP soy yo y los demás están un poco confusos con este tema», respondió el dirigente extremeño, a la vez que reiteró su posición «claramente» contraria a la reforma. «En los grandes temas tiene que haber grandes consensos», dijo.
La polémica no solo ha abierto una brecha política, sino también en la calle. Así, la casa familiar que el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, tiene en Nerja (Málaga) y en la que pasó unos días en sus vacaciones navideñas, amaneció ayer con pintadas en contra de su reforma, en un acto reivindicado por el colectivo María del Rosario y sus ovarios. «Aborto Ruiz-Gallardón», se podía leer en una de ellas. También desde el ámbito médico han llegado las críticas. «No hay un problema en la calle, y cuando no lo hay no sé para que se toca la ley. La norma supone una regresión importante», dijo ayer el presidente de la Organización Nacional de Trasplantes, Rafael Matesanz.
Otro varapalo en contra de la propuesta de Gallardón llegó ayer desde el exterior. Un artículo científico recogido en British Medical Journal concluye que el asesoramiento antes de abortar solo sirve para retrasar la decisión, no para anularla.