Cómo salir cenado sin pagar

SOCIEDAD

Carlos Castro

Pedir una caña y que llegue con un entrante asegura la noche. YES te propone un paseo por tres ciudades gallegas donde el picoteo es una exquisitez que alegra el bolsillo

02 mar 2014 . Actualizado a las 19:33 h.

¿Tomamos unas cañitas? Llegas a casa dos horas después, con la sed saciada y el buche lleno. Y pagando solo las cervezas. Es una costumbre que se ha popularizado en diversos puntos de Galicia, la de poner junto a la consumición una tapa -gratis- que si no lo es se acerca mucho al maná. Aquí damos un paseo por tres ciudades que son ya un paraíso de irse de cañas y volver cenado, una tendencia que se va extendiendo y que cada vez tiene más adeptos, tanto entre los hosteleros como entre los clientes, encantados del dos por uno que se encuentran en la barra de su bar de referencia a la salida del trabajo o de las clases.

Ourense es una de las cunas del tapeo gallego y prueba de ello es que a su casco histórico, concentrado en torno a la catedral, se la conoce como la zona de Os Viños. A partir de ahí cualquiera puede imaginarse que dar un paseo por la rúas Fornos, Lepanto, o da Paz (son solo algunos ejemplos) supone un reto. El de elegir uno de los muchísimos locales que se encuentran en esa zonas, y en los que no solo se puede beber, sino también probar algunas delicias culinarias, siempre en tamaño reducido. En los últimos años, a los locales más tradicionales se ha ido sumando una oferta de nuevos bares en los que se apuesta por la decoración y el diseño del siglo XXI sin renunciar a los sabores tradicionales. Tapería Monterrey (Irmáns Villar, 15)sigue desde hace unos meses esta consigna y los clientes que se acerquen a tomar una caña podrán probar algunas delicias como la carne ó caldeiro, con una original presentación, el queso con anchoa, las patatas bravas, las croquetas caseras...

Lugo, el súmum

El lema «E para comer Lugo...» define a la perfección uno de los puntos fuertes de la ciudad amurallada. Bares, mesones, cafeterías y tabernas son conocidos por la calidad y la abundancia de sus tapas, que en Lugo, a diferencia de lo que ocurre en otras ciudades de Galicia, son gratis. En el centro histórico, junto a la plaza do Campo y a unos metros de la catedral, uno de los negocios que goza de más sona es el Antas (Miño, 3). Tomar en este restaurante un par de vinos, cañas, refrescos o incluso aguas implica abandonar el local «medio comido» o «medio cenado», dependiendo de la hora. «Con cada consumición pasamos pinchos y una tapa caliente», detalla su propietario, Óscar Rubín. En el local que dirige, las bandejas repletas de filetes rebozados, buñuelos, sándwiches vegetales, tortilla o croquetas, entre otros tentempiés, anteceden siempre a una tapa caliente de cocina tradicional que varía según la época del año. En estas fechas invernales y previas al Carnaval, los clientes pueden degustar cachola, oreja, botelo, lacón con grelos... En verano es un clásico el salpicón de marisco y en todas las estaciones son habituales la zorza, los mejillones, las ensaladillas, los guisos, las paellas o el pollo al ajillo.

«La de las tapas es una tradición que hay en Lugo, que se llevó de siempre», comenta Rubín, último exponente, por ahora, de un negocio familiar creado hace 40 años, y que se adapta a los tiempos. «Seguimos teniendo los vinos típicos y los porrones, pero ahora también ofrecemos cervezas artesanas, que están muy de moda. Como restaurante llevamos funcionando 12 años», indica el hostelero, que relata una tradición de antaño. ?Antes, con el vino que se tomaba siempre se ponía una tapa de oreja y otra con el caldo donde se cocía, pero ahora eso se lleva mucho menos, y gusta más el guiso, la paella...?. Delicias para el paladar y para el espíritu.

De diseño

En Kunsthalle (Conga, 8. Santiago) la tapa ha pasado de ser un acompañamiento a una verdadera invitación a sumergirse en la carta del local. Con las bebidas dan tapas gratis, pero también las tienen de pago, con precios que van desde los 4 a los 10 euros. Todas ponen los dientes largos y respetan al milímetro la filosofía de la cocina del local. Al frente de los fogones está Brais, que a las 9 de la mañana se planta en la Plaza de Abastos compostelana para ver qué ofrece el mercado. En función de la calidad, el precio y lo que ofrecen los y las placeras compostelanas se conforma tanto el menú como las tapas. Los productos que utilizan son de temporada y más frescos imposible. Por ejemplo, cuando es tiempo de setas las recetas con este producto son un clásico en la barra del local.

Además, no se alejan demasiado de la cocina tradicional, pero sí apuestan por la nueva creación. No en vano, Brais ha adquirido una experiencia de Estrella Michelín en locales como Casa Marcelo y Mugaritz.

Ubicado en la zona de los vinos de Ourense, obviamente en el Monterrey no se toma consumición sin tapa.

Sus tapas presentan y abren boca para el resto de la carta. En la imagen, langostino crujiente con salsa de parmesano y brocheta de pollo teriyaki con fideos.