«As gotas no café están perdéndose, o 99 % da xente xa non as pide»

M. C. REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

08 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

No resulta fácil una tarde cualquiera, justo a la hora del café, hallar en A Coruña a alguien que pida café con gotas. La costumbre, dice un grupo de clientes de un bar de barrio que juegan una partida de chinchón, ha comenzado a desaparecer. «O de botar gotas de augardente no café está perdéndose, xa non as demandan. Piden algún chupito», explica uno. Y es que entre las analíticas que marcan los niveles de colesterol y los controles de alcoholemia que pueden coger por sorpresa durante la sobremesa, el hábito ha ido menguando. Eso lo corroboran los propietarios de varios locales del barrio. Apenas hay aguardiente en el café o copas de coñac del desayuno para quitar el frío. A veces, solo a veces, cae algún chupito de whisky.

De hecho, ninguno de los jugadores de cartes es bebedor. Toman café con leche, cortado, descafeinado o agua de la que no es ardiente. Pero entienden de café y aguardiente. «Ahora tampoco es como el que había antes, que era hecho con un tizón», recuerda otro. Afirman que para que el aguardiente «sea bo» tiene que dejar un cerco espumoso y tostado al agitar la botella. Dicen que la mayor parte del que se distribuye ahora en los bares no reacciona así. «Porque está prohibido facelo na casa como antes», comentan.

Lo que es complicado hallar en A Coruña no lo es tanto en otras zonas rurales del interior de las provincias de Ourense o Lugo, donde el aguardiente continúa triunfando con el café. Aunque aquí los clientes también son prudentes debido a los controles de la Guardia Civil, que en los últimos tiempos se realizan a cualquier hora del día.

«Nos pueden multar»

Lo que no ha calado es el etiquetado de las botellas en las que se sirve. Esta misma semana en un bar reconocían que tenían garrafas etiquetadas, pero no los envases que la normativa exige. «La verdad es que nos pueden multar», admitían en este establecimiento.