«El Camino de Santiago es un ejemplo de que realmente se puede transformar un producto turístico en algo único»
07 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Taleb D. Rifai (Jordania, 1949) ocupa desde el 1 de enero del 2010 la secretaría general de la Organización Mundial del Turismo, cuyo consejo ejecutivo se reunió entre el miércoles y el viernes por primera vez en una ciudad española que no es Madrid. Lo hizo en Santiago.
-Usted suele apelar a la colaboración de la Administración con el capital privado para sostener el sector, pero es época de recortes en el gasto público. ¿Predica en el desierto?
-Cuando hablo de colaboración público-privada no solo hablo de dinero, sino de una actitud, una forma de pensar. Es precisamente en estos momentos de dificultad cuando debemos trabajar más juntos que nunca y utilizar los recursos mejor. Si no, haremos el problema peor de lo que es.
-¿Y la sociedad civil? ¿Es consciente, por ejemplo, de que uno de cada nueve trabajadores tiene un empleo gracias al turismo?
-Cada día más, aunque todavía estamos lejos de lo ideal, hay camino por recorrer. Para avanzar, es muy importante trabajar para que el turismo revierta en beneficios para toda la sociedad.
-Usted que viaja mucho: ¿cómo va la marca España? ¿Repunta ya o eso es un cuento?
-La marca España nunca ha llegado a resentirse en el extranjero.
-¿En serio?
-Sí. Siempre ha permanecido radiante y fresca en el extranjero. Una marca, si es fuerte y dinámica, y la de España lo es, no se ve afectada por coyunturas, reveses temporales o dificultades económicas. A menudo, dentro de nuestros países somos demasiado duros con nuestra marca, cuando el mundo no la percibe así. Se continúa viendo en España un top mundial del turismo.
-¿Y sigue viéndose en ella o ya no, un destino de sol y playa, de paella, toros y castañuelas?
-Esto está cambiando muy rápido. Tenemos que reconocer que el sol y playa es todavía la enseña del producto turístico de España, lo cual está bien, siempre que no nos limitemos únicamente a ello. Hay que cultivar el turismo urbano, el rural, el cultural... Y España le está prestando atención a todo esto, a la diversificación. No es cuestión de lo uno o lo otro, sino de lo uno más lo otro.
-Un posible ejemplo de lo uno más lo otro: el Camino de Santiago. ¿Cómo explica el fenómeno, que cada año lo recorran más personas, cientos de miles de peregrinos de casi 200 países?
-Los millares de personas que hacen el Camino cada año es la demostración del poder que tiene la innovación aplicada al desarrollo de un producto turístico. El promotor de este producto, Compostela, Galicia y España, ha sabido crear una historia que puede ser vivida por los turistas, transformar un potencial en una experiencia singular. Porque rutas como esta existen todo a lo largo y ancho del mundo, pero un destino no es lo que tiene, sino lo que hace con lo que tiene. Y lo que se ha hecho con el Camino es un ejemplo de que un producto turístico realmente se puede transformar en algo único.
-Algo único también es lo que pasa en Galicia con los aeropuertos. Hay tres, para una población residente de menos de tres millones de personas y apenas 3,5 millones de viajeros anuales en avión. ¿Le parece sostenible?
-No soy un experto en aviación ni en planificación aérea. Pero creo que la pregunta es: ¿están trabajando bien los aeropuertos?
-A tenor de la evolución de sus tráficos, no mucho, la verdad.
-Bueno, lo que quiero decir es que en el mundo hay áreas relativamente pequeñas con hasta cinco aeropuertos y son insuficientes. No es tanto una cuestión de si son dos, tres o cuatro como de comprobar sus resultados, qué producen y cuánto podrían producir en el futuro. Dicho esto, los aeropuertos también hay que dejar de verlos como simples herramientas de transporte, como lugares donde aterrizan y despegan aviones, porque se han vuelto agentes de desarrollo, crean vida a su alrededor.
taleb rifai sECRETARIO gral. de la organización mundial del turismo