Hay señores que son feochos pero tiene algo que pone la hormona loca. Te lo cuenta YES, la revista gallega de gente, creatividad y tendencias
26 jul 2014 . Actualizado a las 16:22 h.Yo confieso. Aunque mi vocecilla feminazi esté gritándome que estoy enferma, lo confieso. Confieso que a mí me gusta, me gusta de verdad, Javier Bardem. Pero no en Mar adentro, ni en Los Lunes al Sol, ni siquiera en Vicky Cristina Barcelona, ni The Counselour. Nada. A mí me gusta el Javier Bardem de Jamón, Jamón, que coincidirán conmigo, es lo peor del mundo: el típico macho ibérico un pelín -más bien un pelón- baboso y machista, además de un acosador y un gilí de tomo y lomo. Pero qué quieren, es superior a mis fuerzas. Ahora entienden por qué mi vocecilla feminazi llora dentro de mi cabeza, ¿verdad? No puede ser. Pero es.
Y es con este y con otros hombres que tú los miras con cabeza fría, mente racional y ojos científicos y piensas: No. Ahí no hay simetría. No hay proporción áurea. No hay xeito ni criterio. Pero uf. Uf, uf, uf. Ahí hay algo, un desnorte mental que te entra que dices, pero qué hombre, qué cosa, qué tío, qué... qué guapo. ¿Comorrrlll? Sí, amigos. Bienvenidos a la droga de los guapifeos. Que dirán. ¿Qué es un guapifeo? Pues eso, uno que es feo pero es guapo. ¿Cómo se come? Muy fácil. Miren paquí parriba. ¿Cuántos dirían que son objetivamente guapos? Igual uno, que pa esto de los gustos hay colores y gente muy enferma. Pero a ver, fíjense bien. ¿Ustedes no ven al Vincent Cassel este a las 3 de la mañana por una calle desierta y cambian de acera? Porque yo, sí. Pero... es guapifeo. Como Javier Bardem, que es guapifeo y tiene a una legión que no pueden con su vida cada vez que lo ven por ahí. O el Robert Pattinson -este pa mí ni guapifeo ni feo a secas, este es un triste de la vida, que es un vampiro que si le da la luz brilla con cristalitos de Swarovski. Hombre, por favor. Que vergüencita de vampiro, a ver como la chiquilla elige al niño brilli brilli y no al otro, al que es hombre lobo, que por lo menos tiene colorcillo de estar sano y bien alimentao. Pos no, oiga, se queda con el tísico que además va de intenso por la vida, que no pueden ir a la playa porque ya me dirán la vergüencica que tiene que dar que tu novio refulja cuando se pone en bañador, qué bochorno, que mejor nos vamos pal chiringuito a ver si te da una insolación, Robert-.
Que esto da para debates infinitísimos. Por ejemplo. Aquí cuando nos salió de las mentes pensantes del YES hacer esto que les estoy contando hoy, se montó un debate tremendo. Que se iba sumando gente ahí, que poníamos fotos y era como: «Este no, este es feo». «Pero que dices, si es guapo». No coleguis, es guapifeo, el guapifeo te nubla la mente porque el guapifeo tiene un superpoder que es exaltar las hormonas hasta límites insospechados que tú lo ves y no eres capaz de lo de la mente fría que les contaba hace unas líneas ni de nada, que te pones tonta -o tonto- perdía, te quedas pegada a la pantalla o te paras en medio de la calle como una boba de manual, que no te funciona el cerebro, eso no va ni palante ni patrás, no hay reinicio que lo arregle, ni siquiera el reinicio pofesional de los informáticos que luego siempre te dicen: «tú esto no lo hagas, ¿eh?», pero a mí como me gusta vivir al límite lo hago, y además saco el USB sin darle a lo de sacarlo en modo seguro. Yo soy así de loca, estoy echada al monte.
Total, volviendo al debate yesístico de los guapifeos. A mí me vetaban como guapifeo a Paco León, que el hombre no es que sea una maravilla de la naturaleza, pero a mí me gusta, no es como el Pattinson este que tirria le tengo, que no lo compro ni cuando cierra la discoteca, amos hombre.
Otro con el que no hubo penas discusión fue con el amigo Adrien Brody, que entra su napia por una habitación y él 20 minutos después y mire usté, el chaval lo peta allá por donde va. Yo que soy algo raruna este me deja fría, como si pasa un perrito. Qué digo, seguro que con el perrito me emociono más con el Brody. Pero que tiene su público.
Pero mi voto va para megaguapifeo, el guapifeest, que es Quim Gutiérrez, qué cosa de chico, con su barba, con su pelo, con su todo, qué maravilla de la genética. Que se me salen las hormonas por las orejas. Que lo voy a dejar. Que no regulo ya. Venga, hasta luego.
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