Los prototipos de las compañías intentan superar el bum sónico
08 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.Salvo la presencia esporádica de cazas de guerra, el cielo ha quedado huérfano de los aviones supersónicos desde que el Concorde plegara sus alas hace justo ahora once años. Un vacío que podría llenarse de nuevo con una nueva generación de aeronaves con capacidad de superar la velocidad del sonido, 1,234 kilómetros por hora sobre el nivel del mar lo están impulsando varias compañías norteamericanas con el objetivo de empezar a operar a principios de la próxima década, en menos de diez años. Será posible viajar de Madrid a Nueva York en tres horas y media, o de la capital estadounidense a Pekín en prácticamente el mismo tiempo, la mitad que en un trayecto normal, aunque los asientos estarán reservados en una primera fase, por su alto precio, para los más adinerados. Serán plazas limitadas a entre 12 y 20 personas. En el futuro se espera que el precio sea más asequible.
La aventura en la que se han embarcado empresas como Aerion, Spike Aerospace o Lockheed Martin deberá superar dos retos fundamentales: el elevado coste de los viajes y el estruendo sónico que se produce al alcanzar la velocidad del sonido sobre tierra, tan fuerte como un trueno, lo que llevó a Estados Unidos a prohibir este tipo de vuelos sobre su territorio.
El primer desafío, que hizo inviable la continuidad del Concorde, lo esperan superar con mejoras en la aerodinámica, los motores y los materiales compuestos, que permitirán ahorrar combustible y dinero. Para gastar menos incluso se plantea que los aviones viajen a menor velocidad que los 2.200 kilómetros por hora que alcanzaba el avión francés.
También la NASA
El segundo problema es más complejo y la única solución pasa por desarrollos tecnológicos que permitan nuevos sistemas de propulsión y un mejor diseño en la colocación de los motores. Es un reto aún no resuelto en cuya resolución también se ha embarcado la NASA, que este año presentó dos prototipos en la feria Aviation 2014 que minimizan el bum sónico. Son modelos diseñados por los fabricantes Lockheed Martin y Boeing, que aunque tienen que perfeccionarse apuntan en la buena dirección.
Queda pendiente aún un tercer desafío: reducir la excesiva contaminación generada por la combustión de estos aparatos.
Estas dificultades no han rebajado las expectativas de las compañías, que confían en que a principios de la próxima década puedan volver a surcar los cielos los nuevos modelos. Pero este plazo puede ser demasiado optimista, sobre todo si se tiene en cuenta que los dos gigantes, Boeing y Airbus, no han anunciado ningún proyecto propio en el que estén dispuestos asumir el liderazgo. Su empuje se antoja vital para que se materialicen los proyectos, aunque los nuevos actores de la aviación supersónica pueden ofrecer sorpresas.