Los dos creadores de Uber, apoyados por Google y Goldman Sachs, han consolidado un negocio valorado en treinta mil millones de euros
11 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.«Esperamos que la decisión de la justicia llegue a ser definitiva, porque si no será la ruina total para el sector del taxi». La advertencia parte de Manuel Sánchez, presidente de la Asociación de Autotaxis de A Coruña, pero a este análisis le falta una variante: la ruina de los taxistas supone la riqueza de Uber.
La compañía estadounidense dedicada a conectar a viajeros con vehículos particulares a través de una aplicación en Internet se ha convertido en un auténtico imperio en sus cuatro años de vida, desde que fuera creada en California por los ingenieros informáticos Garrett Camp y Travis Kalanick a finales del 2009. La plataforma ha experimentado un crecimiento vertiginoso, pese a la frontal oposición de los taxistas y de las disputas legales a las que se enfrenta en los países donde se asienta, y opera actualmente en 250 ciudades de 52 países. Al principio empezó tímidamente, pero fue en el 2011, cuando traspasó las fronteras de Estados Unidos para asentarse en Francia, cuando empezó su auténtico despegue.
El gigante del denominado transporte colaborativo, que ahora tiene su sede en el paraíso fiscal del Estado de Delaware, está valorado en 32.000 millones de euros tras su última ampliación -el doble que en junio-, factura a la semana más de veinte millones y emplea a 1.500 personas. Su negocio en España, que acaba de ser suspendido de forma provisional por un juez, le supone un minúsculo trozo de la tarta. De hecho, en España solo había entrado con la aplicación UberPop en Barcelona, Madrid y Valencia. Es solo uno de los cinco servicios de transporte diferente que pone a disposición de sus usuarios, que se distinguen unos de otros en la calidad de los coches que ofrece, el precio y su disponibilidad geográfica. La explotación de vehículos de gama alta sigue siendo su línea más rentable. En su servicio de intermediación se queda con el 20 %.
Importantes apoyos
Es un pingüe negocio que ha atraído a su capital a gigantes como Google o a Goldman Sachs, uno de los grandes grupos de banca de inversión a nivel mundial. Entre los inversores individuales se encuentran personajes como Jeff Bezos, el responsable de Amazon, que supo advertir la oportunidad que suponía la empresa de Garret y Camp. La liquidez aportada por estos poderosos inversores es lo que ha facilitado la expansión mundial de una firma que, con su actividad, según asegura, también ayuda al medio ambiente porque reduce el número de coches en las ciudades.
«Somos seis veces más grandes hoy que hace doce meses. Y crecimos más rápido este año que el pasado», escribió recientemente Travis Kalanick, uno de los dos fundadores de la empresa y su cara más visible. «Este progreso es notable, pero en los próximos años Uber verdaderamente crecerá de forma impactante y el impacto en las ciudades se hará más visible», añadió. Según Kalanick, la empresa podría crear un millón de empleos en el 2015. Si la ley no lo impide.