Tiger, a la sombra de su novia

SOCIEDAD

ANDREA SOLERO

LA BUENA AHORA ES ELLA El mejor golfista del siglo XXI no gana un grande desde el 2008 y ejerce de consorte de Lindsey Vonn, nuevo récord de títulos en la Copa del Mundo

26 ene 2015 . Actualizado a las 23:55 h.

De Tiger Woods llegó un momento en el que se dijo de todo. Porque en unas horas la sociedad estadounidense, que había creído su historia de gran jugador de golf y perfecto padre de familia, lo señaló como el tipo más despreciable del deporte tras las infidelidades descubiertas por su esposa, Elin Nordegren, en el 2009. A aquella fiera del sexo, sometido a un tratamiento para superar su adicción, se le atribuyó un harén. Ahora ejerce de consorte. Esta semana arropó por sorpresa a su pareja, la esquiadora Lindsey Vonn, con la que mantiene una relación desde hace dos años. El acompañante de la estrella es el chico, dándole la vuelta al cliché. Vonn, además, acaba de batir el récord de los récords del esquí alpino. Con su triunfo del lunes en el supergigante de Cortina d'Ampezzo (Italia) superó la marca histórica de victorias en la Copa del Mundo. Un registro que nadie batía desde que la austríaca Annemarie Moser-Pröll celebró las 62 victorias en 1980. Así que ahora la buena es ella. Logro tras logro. Mientras, Woods no da una. Terminó el 2014 perdido en el puesto 201 de la lista de ganancias de la PGA, el circuito de Estados Unidos. Y no gana un grande desde el 2008. Un desastre. Para el récord del lunes en la pista Tofana de los Dolomitas, la esquiadora de St. Paul (Minnesota) se rodeó de su familia. Su padre, su madre, y sus dos nuevas parejas, porque ambos están también divorciados. Pero cubierto por un curioso pañuelo de calavera, un gorro y unas gafas de sol asomó por allí un rostro familiar. Imposible que pasase desapercibido Woods. «Cuando recibí su mensaje de 'estoy aquí'?, no podía creerlo. Fue una sorpresa. Pero es muy importante para mí tener a mi familia a mi lado en un día como este», explicó con la sonrisa más mediática del esquí mundial. Cuando Tiger Woods y Lindsey Vonn formaron pareja, apenas dos meses después de firmar su divorcio, se especuló con que el anuncio fuese una operación de márketing. Pero ahora, cuando él va camino de los 40 y ella cumplió 30 en octubre, la relación parece consolidada. Ambos comparten paralelismos en el deporte y en su vida privada. Si Woods conoció a Nordegren porque cuidaba los niños del golfista Jesper Parnevik, Vonn encontró su matrimonio a través del esquí. Con 17 años conoció a Thomas Vonn en los Juegos Olímpicos de Salt Lake City 2002 y terminó convirtiéndolo en su entrenador y esposo. Su matrimonio, como el de Tiger (se calcula que el divorcio le costó unos cien millones de euros), también se rompió, aunque conserve el apellido de su marido. Si Woods revolucionó el golf al popularizar el modelo de jugador atlético, con un cuerpo alejado de las figuras redondeadas de algunos campeones de antes, y luego encontró su tormento en su físico, Vonn también ha sufrido (y superado) graves lesiones y caídas. En los Juegos de Turín 2006 la evacuaron en helicóptero tras un accidente entrenando. Pero el contratiempo más grave llegó en el 2013, cuando se lesionó por segunda vez en su rodilla derecha durante los Mundiales de Schladming (Austria) del 2013. Pasó más de un año sin competir, se perdió los Juegos de Sochi 2014 y reapareció como solía reaparecer Woods, en modo invencible.