Los otros dos grandes protagonistas de la segunda jornada de la Semana de la Moda de París fueron la elegancia de los vestidos vaporosos de Rochas y la exuberancia vintage de Dries Van Noten
04 mar 2015 . Actualizado a las 21:00 h.El diseñador Adam Andrascik vió, llegó y venció. El nuevo director artístico de Guy Laroche se estrenó como modisto con un debut en la Semana de la Moda de París con nuevos toques rockeros al universo de la casa de modas.
Con este giro, Guy Laroche busca renovarse con una primera colección del norteamericano presentada este miércoles en la semana de la moda otoño-invierno de París. «Es como un choque de dos mundos, intenté hacer algo bello», resumió el joven creador de 30 años tras el desfile presentado en el Grand Palais de París. «Venimos de mundos distintos, yo soy estadounidense y él (Guy Laroche) era francés, pero al mismo tiempo se interesaba por las cosas nuevas y eso me dice mucho», explicó el creador oriundo de Pensilvania (este) y radicado en Londres.
Tras consultar el legado de la casa, e identificar códigos como el traje de dos piezas, decidió combinarlo con su propia estética «para crear algo nuevo». La colección otoño-invierno, a la que inyectó un «toque sombrío y romántico», abunda en chaquetas de motociclista y faldas deconstruidas, con paneles recortados, contrastes y estampados de caracteres caligráficos asiáticos. Dominan los tonos negros, plateados y dorados, en una estética que juega entre lo masculino y lo femenino.
El nuevo director artístico explicó que se había inspirado en el filme The Pillow Book, de Peter Greenaway, y en las caligrafías realizadas por su heroína japonesa en el cuerpo de sus amantes para su colección de debut. «Quise interpretar esa idea en la fabricación» de los modelos, explicó. Los vestidos están decorados con caracteres asiáticos dorados y el cuero de las chaquetas estilo motociclista lleva estampados blancos, como si fuesen tatuajes. «Con esta colección buscaba posicionarme, quería que fuese realmente gráfica y audaz», comentó el creador, que en lugar de reinterpretar un estilo típico de Guy Laroche prefirió rendir homenaje a la «modernidad» del creador.
Los 90 años de Rochas
Pero la segunda jornada de la Semana de la Moda de París fue mucho más que Guy Laroche. Otra marca fundada en París, Rochas, celebró sus noventa años de existencia con una de las colecciones más cálidas del calendario, al menos en lo que se refiere a tejidos.
«He ido a consultar los archivos y he tomado algunos, pocos, elementos típicos de Marcel Rochas», contóel director creativo de la casa, el italiano Alessandro dell'Acqua, antes de precisar que se inspiró sobre todo en un estampado de golondrinas de 1934. Este motivo imprimió o bordó con delicadeza en una colección que el diseñador de esta firma quiso que fuera «más contemporánea y un poco marcial, con tejidos militares y vestidos caqui». Los cortes fueron depurados, de vestidos ajustados a la cintura con gruesos cinturones y abrigos de manga francesa con un lazo en el cuello, mientras que «el toque excéntrico» corrió por cuenta de unos zapatos con flecos de abalorios.
Los escotes en forma de corazón con volantes, que evocaron un vestido de noche de 1930 de Rochas, así como un fresco amarillo y un azul celeste, contribuyeron a desviar la trayectoria impuesta por la seriedad de las tonalidades marrones, negras y blancas. «Se trabajó mucho en la búsqueda de materiales», confirmó Dell'Acqua tras un recital de «cachemira, cachemira doble, cachemira hervida, zalea, bordados sobre terciopelo y tejidos con brocados».
La exuberancia de Van Noten
Por su parte, el modisto belga Dries Van Noten se llevó hasta la capital francesa la exuberancia defendiendo largas faldas-capa anudadas a la cintura, volantes desiguales, superposiciones de cortes y estampados, pantalones muy anchos y un sinfín de tonalidades entre las que destacó el camel dorado que recordaban al París del siglo XVIII. En un palacete cercano al Arco del Triunfo, la diseñadora irlandesa Sharon Wauchob descubrió guipures volátiles, piratas de campana y bolsos de bandolera con una gruesa cadena.