Regístrate gratis y recibe en tu correo las principales noticias del día

El alemán Frei Otto recibe el premio Pritzker un día después de su muerte

Javier Armesto Andrés
Javier Armesto REDACCIÓN

SOCIEDAD

TOSHIFUMI KITAMURA | AFP

Es la primera vez que el Nobel de la arquitectura se concede a título póstumo

11 mar 2015 . Actualizado a las 12:15 h.

«Un arquitecto, visionario, utópico, ecologista, pionero de materiales ligeros, protector de los recursos naturales y un colaborador generoso». Así define a Frei Otto el jurado del Pritzker, que ayer anunció la concesión del medallón de bronce considerado como el Nobel de la arquitectura a este alemán, autor de las famosas cubiertas del estadio y el parque olímpico de Múnich, construido para los Juegos de 1972. Lo hizo justo un día después de su fallecimiento, algo sin precedentes en la historia del premio; pero Tom Pritzker, presidente de la Fundación Hyatt (patrocinador), quiso destacar que «el jurado le otorgó el premio mientras estaba vivo».

La designación de Otto como ganador se produjo a principios de año, y poco después el director ejecutivo del Pritzker viajó a la casa y estudio de Otto en Warmbronn, cerca de Stuttgart, a comunicárselo en persona. El arquitecto dijo al conocer la noticia: «Nunca he hecho nada para ganar este premio. Mi unidad arquitectónica fue diseñar nuevos tipos de edificios para ayudar a las personas pobres, especialmente después de los desastres naturales y catástrofes (...). Voy a utilizar todo el tiempo que me queda para seguir haciendo lo que he estado haciendo, que es ayudar a la humanidad».

Otto practicó un enfoque holístico y de colaboración con la arquitectura, trabajando codo con codo con ecologistas, biólogos, ingenieros, filósofos, historiadores, naturalistas, artistas y otros arquitectos. 

Pionero en el uso de estructuras flexibles y tirantes en las cubiertas, como si fueran ligeras tiendas de campaña, apostó por un uso eficiente y responsable de los materiales. Siempre se mostró convencido de que la arquitectura debía tener un impacto mínimo en el medio ambiente.

En contraste con la piedra y mampostería de la arquitectura pesada, con la proliferación de columnas típica de la era nacionalsocialista en la Alemania en la que creció, la obra de Otto era ligera, abierta a la naturaleza y a la luz natural, no jerárquica y de bajo coste. Era una arquitectura democrática, energéticamente eficiente (antes incluso de que se hablase de la arquitectura sostenible), y a veces diseñada para ser temporal.

Además del proyecto de Múnich (junto a Behnisch+Partners y otros), construyó el pabellón alemán de la Exposición Universal de 1967, el pabellón de Japón de la Expo 2000 en Hannover (junto a Shigeru Ban, también Pritzker en el 2014) y una serie de carpas para las exposiciones de Alemania Federal en la década de 1950. 

El presidente del jurado del Pritzker, Lord Peter Palumbo, se mostró consternado por el fallecimiento y se expresó así: «El tiempo no espera a nadie. Si alguien duda de este aforismo, el día de ayer [por el lunes] la muerte de Frei Otto, un titán de la arquitectura moderna, unas pocas semanas antes de su 90 cumpleaños, y unas pocas semanas antes de su recepción del Premio Pritzker de Arquitectura en Miami en mayo, representa un triste y ejemplo de esta verdad sorprendente. Se sentirá su pérdida dondequiera que el arte de la arquitectura se practica en todo el mundo, porque él era un ciudadano universal».