
El también abogado civil dice tener la conciencia muy tranquila, porque solo orienta sobre derechos
17 jun 2015 . Actualizado a las 10:55 h.Nació en Ferrol hace 52 años y, tras acabar la carrera de Magisterio, estudió para cura y después se licenció en Derecho Civil y Eclesiástico. Juan Antonio Sanesteban Díaz no es un sacerdote al uso, porque además de llevar las riendas de cuatro parroquias de Neda -Santa María, San Nicolás, Anca y Viladonelle-, durante la semana se viste la toga y ejerce como abogado, con todo lo que eso conlleva, incluidos los divorcios.
-¿Por qué decidió estudiar Derecho Civil con más de 40 años, teniendo otras tres carreras universitarias?
-Ya empecé a estudiar cuando estaba en el seminario y lo que experimenté como juez eclesiástico del obispado me parecía incompleto, por eso me decidí a ampliar conocimientos.
-No solo conocimientos, sino también un despacho propio...
-Empecé con Cristóbal Dobarro y hace poco decidí montar mi propio gabinete. Se trata de un despacho multidisciplinar, en el que abordamos todas las ramas del Derecho, pero estamos especializados en familia, sucesiones y nulidades eclesiásticas.
-El Derecho de Familia abarca también el tema divorcio, ¿no resulta un tanto contradictorio que un cura en ejercicio tramite este tipo de procedimientos?
-No. Lo que yo hago es orientar a las personas sobre los derechos que la ley les concede. Cada uno es libre de decidir en conciencia lo que quiere y yo lo tramito, pero quienes aplican la ley son los jueces. Yo no divorcio, como tampoco caso, porque el matrimonio es el único sacramento en el que el ministro no es el cura, sino los contrayentes, mientras que el cura solo hace de notario. En el divorcio es igual, la ley da esa posibilidad.
-La jerarquía de la Iglesia, ¿no le pone reparos a su trabajo?
-Siempre se me respetó. Soy consciente de que habrá cuestiones de mi faceta de cura o de abogado que se critiquen, pero yo tengo la conciencia muy tranquila, porque sé que lo que hago es para tratar de ayudar a las personas, tanto en un ámbito como en el otro. Abogado significa el que defiende los derechos de los que no tienen voz, de ahí que incluso para mí sea una obligación de conciencia estar en el turno de oficio, y el cura tiene que estar también siempre al lado de los que no tienen voz.
-¿Cuántos divorcios tramita al año?
-Llevo una media de 20, pero siempre tratamos de que sean de mutuo acuerdo, porque siempre son situaciones traumáticas.
-En conciencia, y siendo sacerdote católico, ¿considera que el divorcio está bien?
-Pienso que el divorcio en el Evangelio no se admite, pero eso es para los católicos. Para ellos hay otras vías, como la nulidad eclesiástica, que no es tan cara como la gente piensa. Sostengo que el 90 % de los matrimonios por la Iglesia son nulos, porque no se cumplen los requisitos.
-Ese porcentaje parece demasiado...
-Es así. Hay vicios de consentimiento a la hora de contraer matrimonio, situaciones que pueden no aflorar nunca, pero que están ahí. La nulidad no es solo para ricos y famosos, incluso aquí hay justicia gratuita, y las tasas de cada tribunal pueden ir de 600 a 900 euros, a los que hay que sumar el informe pericial, otros 350 euros, y las minutas de abogado y procurador.
-¿Tramita usted muchas nulidades?
-Menos que divorcios, alrededor de 10 al año, pero no son todas de aquí. Soy abogado del Tribunal de la Rota y trabajo en los tribunales eclesiásticos de toda España e incluso del extranjero.