
Desaparecen los criterios históricos, la estructura se simplifica y la financiación estructural pierde peso relativo en el reparto
16 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.La financiación universitaria para los próximos años será distinta. No solo porque aumentan los fondos. También porque el plan de reparto es más sencillo y porque se eliminan los fondos «opacos».
¿Qué cambia con respecto al plan anterior?
Además de la cantidad -que aumenta- la estructura del plan, que se simplifica. A partir de este año habrá dos vías de financiación: la estructural y la financiación por resultados, a lo que hay que sumar otras partidas, ya fuera del plan. En el último quinquenio la financiación universitaria se dividía en tres patas: la financiación estructural, la financiación por resultados y la financiación por mejora de la calidad.
¿Qué es la financiación estructural?
Es la principal fuente de ingresos de las universidades, que en este plan supone el 67 % del total y que les permite mantener en funcionamiento su estructura. En este fondo radica una de las principales novedades del nuevo plan: la desaparición de los criterios históricos, que suponían una bolsa de fondos que se repartía entre las tres universidades básicamente porque sí. Porque se había establecido así. A partir de ahora, se podrá saber por qué va a cada universidad cada euro del fondo estructural: los dos principales indicadores serán el número de alumnos y los créditos matriculados, que permite medir el tamaño de cada una de las instituciones y las necesidades económicas para seguir funcionando.
¿Y la financiación por resultados?
Esta financiación es la que está supeditada a una serie de indicadores que se acuerdan entre las tres universidades y la Xunta y que todavía están por cerrarse. En función de las mejoras que demuestren sobre ese panel de indicadores -tasa de rendimiento, tiempo medio en que los egresados encuentran un puesto de trabajo, producción científica de la institución...- recibirán más fondos. Este plan también incluye objetivos de mejora de cooperación interuniversitaria, especialización de los campus, idiomas o mejora en ránkings y convenios vinculados a la investigación.
¿Por qué se reparte ahora de este modo?
Por un ejercicio de flexibilidad y transparencia. El fondo estructural -no sometido a resultados y que permite mantener la estructura de las universidades- pierde peso relativo, mientras que la financiación condicionada a los avances de las universidades supone un 33 % de partida, porcentaje que se irá incrementando hasta alcanzar el 40 %. Serán vasos comunicantes: lo que se reduzca en uno se compensará en el otro. En eso se basa la flexibilidad de este nuevo plan. La transparencia viene dada por esa desaparición de los criterios históricos y por ese afán de dar un porqué a cada euro que se reparte entre las universidades, ya sea en la subvención fija o en la que está condicionada a resultados.
¿Cuánto recibirán las universidades?
La partida base del fondo estructural será de 237,75 millones de euros para el 2016, que se calcula en función del coste estimado de las necesidades de personal. En total, el plan tiene un presupuesto inicial de 2.470 millones de euros.