
El velero de don Juan de Borbón regresa a la villa medio siglo después
23 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Su capitán, Mikel Lejarza, les hace sudar porque tienen el barco impecable y se ocupan ellos de absolutamente todo, pero a cambio los 14 alumnos de puente y máquinas de la Escuela Oficial de Náutica de Bilbao tienen la ocasión de vivir una experiencia única a bordo del Saltillo, el velero que usó durante casi dos décadas don Juan de Borbón, abuelo del Rey, y que el martes llegó a Corcubión después de recorrer buena parte de la costa gallega.
El navío, de 26,25 metros de eslora por 5,25 de manga, fue construido en 1932 en Ámsterdam. Dos años después lo recuperó el presidente de la Cámara de Comercio de Bilbao, Pedro Galíndez, que se lo cedió a la Casa Real entre 1946 y 1963, época en la que fue testigo privilegiado de la historia de España, tal como le detalló ayer el capitán Lejarza al alcalde de Corcubión, Manuel Insua, y a otros muchos visitantes.
De hecho, ya había estado en la localidad en la década de los 60 durante un viaje a Inglaterra del propio Juan de Borbón, que también lo empleó, por ejemplo, para visitar a su hijo en Nueva York, cuando estaba estudiando, o para acudir a la boda de este con Sofía de Grecia. Sin embargo, su servicio más significativo, por lo que tiene de histórico, lo hizo el 25 de agosto de 1948 a unas cinco millas de San Sebastián. Fue el lugar elegido por el dictador Francisco Franco, para reunirse con el conde de Barcelona, entonces exiliado en Portugal, para tratar sobre la educación del que sería el heredero al trono de España, Juan Carlos I.
Hoy su función es bien distinta, ya que sirve para que los alumnos de la escuela aprendan a valérselas en el mar, con el radar, el sonar y todos los elementos modernos de navegación bien guardados en el cuadro de derrota, porque en este balandro repleto de maderas nobles todo se hace a mano: desde izar los 200 metros cuadrados de velas con las maquinillas originales hasta mantener el rumbo en guardias de cuatro horas con la vista fija en el compás.
Una tarea que, como explica Lejarza, resulta muy enriquecedora para los jóvenes, «porque se ayudan unos a otros y los que saben más enseñan a los que están empezando». Empiezan a forjarse así una carrera que hoy por hoy tiene un futuro incierto, como casi todas, pero que, como cuenta el capitán, «con la experiencia necesaria abre muchas puertas» y no obligatoriamente en el mar.
El «Saltillo» recorrió todo el litoral gallego
El barco de la escuela bilbaína pasó por Cabo de Cruz, Baiona, las Cíes, Aldán, Sanxenxo, Marín, Ons y Corcubión, y hoy a primera hora pondrá rumbo a Bilbao para llegar el domingo.