Más de 130.000 personas piden a Pedro Sánchez que prohíba el acto a su alcalde
15 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Rompesuelas será la víctima en esta ocasión. El astado, de 600 kilos de peso, será alanceado este martes hasta su muerte en el Toro de la Vega de Tordesillas, una fiesta que se remonta a la época medieval y que cada año enfrenta a los aficionados a la tauromaquia y tradicionalistas con los defensores de los animales. En cada edición la tensión entre ambos bandos va en aumento, lo que cada vez genera un mayor número de incidentes, pero nunca como este año se había registrado una crispación previa tan importante, con una polémica que se ha instalado también en el ámbito de la política, con el líder del PSOE, Pedro Sánchez, como protagonista. Si el pasado año ya se había echado al ruedo sin parapeto con una insólita llamada a Jorge Javier para participar en el debate sobre el tema en Sálvame, ahora corre el riesgo de salir corneado en la refriega. La presión viene por parte del Partido Animalista, que en su campaña rompeunalanza.org ha reunido 130.000 firmas para pedirle al alcalde de su partido, José Antonio González Poncela, que prohíba «este icono del maltrato animal», ya que de lo contrario sería cómplice de «una atrocidad».
Una petición parecida se oyó el pasado sábado en Madrid en la manifestación más numerosa de todas las celebradas con este fin, en la que decenas de miles de personas pidieron el fin de la fiesta. El PSOE gobierna con mayoría absoluta en Tordesillas, aunque en su defensa de la fiesta cuenta con el apoyo de toda la oposición y de la mayoría del pueblo, por lo que no ha cedido a la presión. «Se seguirá celebrando siempre que el pueblo de Tordesillas quiera y sea legal», dijo esta semana.
Acampada frustrada
A Pedro Sánchez no le quedó otro remedio que transigir para respetar la «autonomía municipal», aunque tras dejar claro su rechazo al espectáculo. «El alcalde aprueba el Toro de Tordesillas en nombre del pueblo de Tordesillas, no del PSOE, aclaró». El suyo fue un compromiso de medidas tintas, ya que por un lado dejaba vía libre a su subalterno, pero por otro anunciaba que si llega a gobernar prohibiría con una ley nacional «este acto de maltrato». Una postura demasiado tibia para los animalistas.
Esta supuesta debilidad también fue aprovechada por Podemos, que criticó a Sánchez, aunque su estrategia para torpedear la muerte y el sufrimiento del toro no fue mucho más afortunada. Hace unos días sus militantes de base convocaron una acampada para la noche anterior -la de ayer- en el recinto donde tiene lugar el festejo, pero la acción no fue respaldada por los animalistas para no politizar la protesta.
Pese a esta división, ecologistas y defensores de los animales tratarán de boicotear este martes la celebración. Para evitar incidentes, un centenar de antidisturbios de la Guardia Civil intentarán que no haya más heridos que el toro. Un animal cuya muerte, según los veterinarios, es «especialmente cruenta» y la puntilla final está prohibida en mataderos.
Fiestas prohibidas, animales falsos
Galicia prohibió «las corridas do galo»; Valencia, la suelta de patos para que los mozos los cacen en el mar; en Manganeses de la Polvorosa la cabra que se lanza desde el campanario es de cartón piedra y los gansos a los que los jóvenes retuercen el cuello en Lequeitio o son artificiales o ya están muertos. En España se han prohibido o adulterado en los últimos años las celebraciones en las que se maltrataba a animales, salvo las relacionadas con la tauromaquia. En este ámbito se sitúa el Toro de la Vega, donde lanceros a caballo o a pie aguijonean al animal hasta su muerte, una práctica que, a diferencia de las otras, sí es legal y cumple la normativa de espectáculos taurinos establecida por el Gobierno de Castilla-La Mancha. Treinta mil personas asistirán hoy a la fiesta.