La cocina de las pequeñas cosas revive a la sombra de la isla de Cortegada
04 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Abrió sus puertas en abril del 2014 y en año y medio ha conseguido hacerse un hueco en la muy trabajada oferta gastronómica de Carril (Vilagarcía de Arousa). Su nombre, A Castelara, proviene de un mote familiar cuyo origen se remonta a un matrimonio perdido en el tiempo con un miembro del Marquesado de Castelar. Así era conocida Luisa, que en su día puso taberna en Faxilde. Una de sus nietas, Raquel Lijó Bouzas, regenta hoy junto a su hermana Tere este pequeño restaurante muy cerca del mar.
La cocina de Raquel bebe de las recetas de su madre, Lula, puestas al día con esmero y honestidad. Preparaciones como los mejillones con rustido servidos sobre patata cocida, los chipirones en salsa o las almejas a la marinera, como se estila en Carril, con buen pimentón, forman parte destacada de una carta tan breve como meditada.
Uno de sus secretos puede contemplarse desde el comedor: la ría de Arousa y su espléndida despensa. En esta casa solo se sirven productos del mar en su plenitud. Así que huelga buscar en A Castelara el sabor intenso de los berberechos en tanto no se consolide su tímida recuperación en estas aguas. Sí pueden degustarse, en cambio, las zamburiñas. Y, por encargo, una delicadeza que el año pasado mereció el segundo premio del certamen Destapa Vilagarcía: los chipirones rellenos de langostinos con crema de cebolla y cachelos. En su edición más reciente, el primer galardón recayó aquí al hilo del envuelto de mejillones y champiñón al ajillo con almejas, igualmente disponible si se solicita con antelación. Croquetas caseras de marisco y jamón, un arroz caldoso muy recomendable, enriquecido con chipirones, almejas, navajas y langostinos, y una concesión a la carne en forma de richada -Raquel y Tere ultiman otra receta, acompañada de una crema de quesos gallegos, para la carta de otoño- abren el abanico de una oferta económica y sustanciosa que redondean los postres: flanes, de queso y huevo, y dos tartas, de piña y tres chocolates.
Nunca falta una tapa en el mostrador de la planta baja, en el que Papito, el suegro de Raquel, ha ideado magníficas soluciones para aprovechar el espacio existente. En la sala, ubicada en el piso superior, se distribuyen apenas cinco mesas. Así que conviene reservar. Sobre todo si uno aspira a comer con la isla de Cortegada a la vista.
A PARTIR DE 15 ?
CARRIL. Praza da Liberdade, 15
Tel. 660 691 139
Cierra los lunes