
Varios factores magnifican el problema de la vacuna: Europa cerró fábricas, aumentó la demanda, se mejoró el diagnóstico y hay hipersensibilidad
21 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.La crisis de la vacuna de la tosferina es un ejemplo de tormenta perfecta, una combinación de factores que amplifican un problema. Al menos son cuatro las claves que hay detrás de esta crisis: los dos laboratorios que fabricaban la vacuna en Europa han dejado de hacerlo y antes del 2017 es poco probable que se vuelva a producir; la demanda del suero ha aumentado exponencialmente en todo el mundo, incluido Occidente, desde que también se vacunan embarazadas y abuelos; la mejora del diagnóstico hace que se contabilicen más casos; y hay una sensibilidad extrema hacia la carencia de vacunas en España, después de lo ocurrido con las de la varicela y la meningitis B.
Ya no se fabrica en Europa, y puede ser un error estratégico
En mayo del 2012 Sanofi dejó de producir su vacuna trivalente contra la tosferina, y este año, sobre la misma época, Glaxo, la otra fabricante europea, anunciaba un problema en el control de calidad de su fábrica de Wavre (Bélgica) y la suspensión de la producción. En ambos casos se trata de un suero muy barato pero de producción muy lenta (entre 18 y 24 meses, ya que tiene una base biológica, no química). Por eso, detrás de los problemas podría esconderse la repetida cuestión de la rentabilidad: si un medicamento se vende demasiado barato, en cuanto genera un problema la compañía deja de producirlo.
El ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, alertó de este hecho: «Europa tiene que tener garantizada la producción de sus vacunas, por nuestra seguridad», dijo ayer. Y recordaba que con el niño enfermo de difteria ocurrió algo parecido: Europa no tenía el tratamiento, que se tuvo que pedir a Rusia. Federico Martinón-Torres, pediatra del CHUS y experto en vacunas, va más allá: «España debería plantearse fomentar la fabricación de vacunas, como hace con la de coches, no solo por asegurar el abastecimiento sino incluso como una apuesta económica y de poder» en la UE.
Aumento generalizado de la demanda mundial
La mayor parte de la fabricación del componente clave de la vacuna -el que anula la pertactina, la proteína base del contagio de la tosferina- se concentra en la India. Sus clientes son los países de la zona -muchos, como China, están empezando a desarrollar campañas de vacunación masiva-. Además, en varios Estados occidentales se vacuna contra la enfermedad a las embarazadas y a los adultos mayores, pensando en los abuelos que están en contacto directo con bebés menores de dos meses, edad mínima para recibir la protección antibacteriana. Es decir, la demanda ha aumentado exponencialmente en todo el mundo.
Ligeros repuntes epidémicos y por un mejor diagnóstico
A lo anterior se suma la mejora del diagnóstico desde que las pruebas se encargan mediante PCR (análisis muy rápidos y eficaces) en los centros de salud, así como un repunte propio del ciclo de las enfermedades infecciosas. Lo que parece descartado, porque no se ha demostrado, es que el cambio del tipo de vacuna -hasta los noventa se usaba un microorganismo desactivado, y ahora son solo sus antígenos- haya empeorado la durabilidad de la misma o su intensidad.
Sensibilidad especial en España
Tras lo ocurrido con la vacuna contra la varicela y en mayor medida contra la meningitis B, así como la lucha social por los tratamientos contra la hepatitis C, España está especialmente sensibilizada con el desabastecimiento de fármacos. Por eso, aunque no aumentó la mortalidad -en los últimos años fallecen de media 4,7 niños por la dolencia- existe más miedo, sobre todo después de tres muertes seguidas.
¿El remedio? Calma y más fármacos
Ante todo ello, el ministro de Sanidad ofreció ayer la única solución: calma por parte de la población -los niños están protegidos porque se les ponen cinco dosis de una vacuna hexavalente, que se fabrica en otra línea de producción- y compra masiva de fármacos. ¿Dónde, si no hay? Por ejemplo, España adquirió 20.000 de las 60.000 nuevas vacunas comprándoselas a Brasil, que le sobraban. Y ayer anunció Alonso que antes de Navidad podrá haber otras 35.000 dosis.