El tiempo es sin duda alguna el bien más preciado que poseemos, ya que es lo único que no podemos recuperar una vez haya pasado, y por eso cobra tanta relevancia en nuestras vidas
05 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Es increíble cómo el paso del tiempo es tan relativo para unos y para otros, cómo una espera de veinte minutos puede hacerse eterna si estás en una situación problemática o complicada, o por el contrario dos horas pueden acabar por parecer cuestión de minutos si lo estamos pasando bien y disfrutando. Como dice una de las expresiones más antiguas y utilizadas del vocablo español: «El tiempo vuela» y no hay nada que podamos hacer para evitarlo, por desgracia.
Y lo mismo pasa con las cosas, las personas, etc. El transcurso del tiempo nos afecta a todos, aunque no por igual. Tanto a nosotros como especie como al planeta y a su ecosistema.
Es evidente que la percepción inmediata de dicho cambio es casi imposible, pero sin duda alguna y con el transcurso de los años, podemos comenzar a notar ciertas diferencias en todo lo que nos rodea: nosotros envejecemos, pasan los días, los años y las épocas estacionales se van sucediendo, unas tras otras, tan parecidas pero al mismo tiempo tan diferentes entre ellas que nos parecen un evento totalmente distinto cada año. Todo es un ciclo, pero no repetitivo, sino de avance.
El pasar del tiempo es tan importante y a la vez tan ordinario que a veces se escapa de nuestra comprensión
Por ello, le tenemos tanto miedo a la pérdida del tiempo. Saber cuánto dura una cosa, por ejemplo una relación, nuestra propia vitalidad (que se va reduciendo con el paso del tiempo), el tiempo útil de alguna compra realizada o la espera de alguna fecha importante nos mantiene siempre atentos y expectantes, esperando que ese día en cuestión llegue o por el contrario nunca se de dicha situación (dependiendo de si son buenas o malas noticias, principalmente) Pero hagamos lo que hagamos todo acaba por llegar, y debemos de aceptarlo. Es el ciclo natural de la vida y precisamente gracias a este motivo se dice que «el tiempo todo lo cura», ya que igual que pasan los buenos ratos, también lo hacen los malos, aunque éstos suelen hacerlo de forma mucho más lenta y dolorosa.
No nos gusta saber que los momentos tendrán fecha de caducidad, y es lógico ya que sería demasiado trágico vivir una vida en una constante de pensamiento negativo: hay que disfrutar los hechos y situaciones según nos vengan, y afrontar las malas vivencias como mejor podamos o sepamos, y siempre saber que nada ni nadie va a esperar por nosotros, ya que así es la vida: el mundo sigue girando, y el tiempo sigue corriendo. Seguirán sucediendo hechos a raíz de las decisiones de miles y millones de personas, cambiando todo a nuestro alrededor y nosotros deberemos adaptarnos a ello si no queremos quedarnos anclados en mitad del camino, sin saber qué hacer ni a dónde encauzar nuestra vida.