
La metástasis del cáncer de mama pone fin a su vida después de tres años de lucha
24 ene 2017 . Actualizado a las 08:15 h.«Muchísimas gracias a todos los que me apoyáis, y que sepáis que hoy no es un día de tristeza, porque a mi madre es lo que menos le gustaba, la tristeza. Hoy es un día para estar contentos por todos esos momentos que hemos vivido y disfrutado con ella». Así, con esta entereza, agradecía ayer las muestras de cariño recibidas tras la muerte de su madre Dora Postigo, que a sus 13 años da indicios de haber heredado los rasgos más audaces de la fuerte personalidad de los Bosé. De hecho, el pasado julio hizo gala de su talento y su desenvoltura cantando con su madre y la intérprete viguesa Silvia Superstar en el programa de Telecinco Levántate All Stars, donde interpretaron No puedo vivir sin ti como homenaje al diseñador David Delfín, ya entonces también enfermo de cáncer. Estos mismos trazos de personalidad habían convertido, en apenas un decenio, a su madre, Bimba Bosé, en una figura internacional de la moda, el mundo de los DJ, la canción pop y, últimamente, de la televisión y el cine -una de sus últimas colaboraciones fue un pequeño papel en el filme Julieta (2016) de Pedro Almodóvar.
Con esos aires conscientes de androginia, Bimba se hizo acreedora de lo mejor de la estirpe nacida del matrimonio de la actriz Lucia Bosé y del torero Luis Miguel, Dominguín, sus abuelos. Era hija de Lucía González Bosé y Alessandro Salvatore, y sobrina del cantante Miguel Bosé, quien siempre sintió debilidad por Bimba. Fue precisamente él quien la presentó a lo grande en sociedad -cantando juntos un dúo, Como un lobo, el mismo que incluía el álbum Papito- en un especial navideño de Televisión Española. Tenía entonces 31 años y se la conocía únicamente por sus trabajos como modelo y pinchadiscos. Ese salto musical pronto la llevaría también como cantante y auténtica líder del grupo The Cabriolets, para el que incluso fundó su propio sello editorial, para publicar sus primeros discos. La banda dejó tras de sí una producción corta pero apreciable: Demo (2008), Close (2010) y El feo (2012); y el EP Hysterical (2008).
Sonoridad sofisticada
Sin embargo, su debut, con Demo, no fue fruto del empuje de un novato. Estaba producido por Andrés Levin -que trabajó con Diana Ross, Caetano Veloso, Tina Turner o David Byrne- y contaba con colaboraciones de artistas estadounidenses de la talla de John Medeski, Marc Ribot, Stephen Barber o Roy Hargrove. El sonido mezclado por Bob Power -Erikah Baduh o D’Angelo- y masterizado por Tom Coyne -Jay-Z o Beyoncé- no podía evocar el balbuceo de un primerizo. Entró de llenó en la escena más urbanita y sofisticada con sus elaborados ecos neoyorquinos de R&B, pop, rock y soul.
Bimba no era precisamente la típica belleza rubia de rostro angelical. Esa imagen enigmática de libertad, esa ambigüedad sexual -que tanto explotó, por cierto, su tío Miguel, y que tan buenos resultados le dio-, la convirtió enseguida en una especie de icono pop y confirmó la atención de las mejores firmas de moda en la escena mundial: Kenzo, Fendi, Schlesser, Devota & Lomba, Ferragamo, Issey Miyake, Victorio & Luccino, Alexander McQueen, Galliano, Jean Paul Gaultier, Prada, Lagerfeld, Versace, Gucci, Valentino y, sobre todo, su amigo del alma David Delfín. Su abuela Lucía, nacida en Italia, había sido elegida miss en 1947 y fue musa de Michelangelo Antonioni y, dicen, que hasta de Picasso. Bimba (Niña, cría, en italiano) lo llevaba en las venas, en los genes, y desfiló así en pasarelas de todo el planeta y trabajó para fotógrafos de enorme prestigio como Mario Testino, Richard Avedon, Bruce Weber, Steven Meisel, Terry Richardson o Peter Lindbergh. Y fue portada en revistas como Vogue o Harper’s Bazaar. Ella misma acabó también por hacer sus propios diseños.
Los tabúes de la enfermedad
Pero su carisma público se disparó en los últimos tiempos, desde que en el 2014 le fue diagnosticado un tumor en el pecho izquierdo. Su duro combate contra la enfermedad, su forma abierta de encarar los tabúes, la naturalidad con que afrontó la mastectomía, la convirtieron en un referente para todas las mujeres, en especial para aquellas que padecían cáncer. Así lo remarcaba ayer el Ministerio de Cultura en su comunicado oficial de pésame: «Bimba Bosé demostró con creces y brillantez las inquietudes artísticas de la saga familiar, una estirpe ligada a la cultura de nuestro país desde hace más de medio siglo. Además, luchó de forma ejemplar e infatigable contra su enfermedad». El tratamiento no logró parar una metástasis que extendió el tumor a huesos, hígado y cerebro.
En una entrevista publicada el pasado 18 de octubre en la revista YES de La Voz de Galicia, Bimba Bosé aseguraba vivir su enfermedad «con mucha alegría», porque se daba cuenta de que debía estar agradecida por el apoyo y las muestras de cariño que le daban desde el equipo médico que la trataba, de su familia, de su pareja -el modelo y DJ inglés Charlie Centa-, de sus amigos, de sus fans. Los cuidados que recibía en el hospital, donde estaba rodeada de «gente maravillosa», explicaba, eran exquisitos. «No me han dejado sentirme sola», elogiaba.