225 gallegos son hermanos de leche
Los bancos lácteos de Vigo y Santiago alimentan a niños prematuros gracias a la solidaridad. «Cuando vi que producía de más, no me lo pensé», dice Sara, donante
Periodista especializado en sanidad. Subdelegado de La Voz de Galicia en Vigo.
Muchas décadas después de que desapareciesen las amas de cría, Galicia las recuperó el año pasado. Más sofisticadas. Más complejas. También más accesibles. Las modernas nodrizas son los bancos de leche, que se abrieron en el Hospital Clínico de Santiago, en marzo, y en el Álvaro Cunqueiro de Vigo, en julio del 2016. Gracias a ellos, hay 225 niños gallegos que, de alguna manera, son hermanos de leche. Cuando nacieron, sus madres no tenían suficiente alimento para ellos. Otras madres se lo regalaron.
Martina y André nacieron en el Cunqueiro el 1 de octubre y siempre se han alimentado con leche materna. La gondomareña Isabel Bouza solo estaba embarazada de 31 semanas y, cuando dio a luz, no tenía leche suficiente. Es algo frecuente. Los mellizos fueron grandes prematuros. Los bancos reservan el oro líquido blanco para los que, como ellos, nacen antes de la semana 32 o con un peso inferior a 1.500 kilos, además de otros niños con problemas digestivos.
Con ese criterio, 75 críos se han alimentado en el último año y medio gracias al banco de leche compostelano y otros 150 gracias al vigués. Siempre han podido tomar leche humana, gracias a otras madres. Como Sara Alonso. «Iba a tener gemelos, pero uno murió en el parto. Al ver que el mío comía y yo generaba mucho más, no me lo pensé», cuenta. Luca está ingresado en la uci neonatal del Cunqueiro desde el 29 de agosto. Crece despacio, pero crece. Nació a las 24 semanas, al límite de lo que sería viable . Sara está en el hospital más de seis horas al día. Lleva la leche de casa. En el hospital extrae otro par de veces cada día, solo para donar.
Se sienta en un sofá de la sala de lactancia del hospital, se pone el gorro y la mascarilla, se coloca el extractor y empieza el proceso. Tarda unos veinte minutos. Después entrega el biberón y su contenido se procesa.
Aquí es cuando la solidaridad se convierte en técnica, cuando el ama de cría, ama de leche, nodriza o criandera da paso a la ciencia. El producto se analiza, se descongela y se miden la acidez y las características nutricionales. Todo, con aparataje sofisticado y en condiciones de esterilidad. Finalmente, se pasteuriza: el líquido llega a 63 grados y luego baja a 4, para eliminar los microorganismos. La leche se etiqueta y se almacena congelada. No hay confusión posible: «Los botes con tapón verde tienen leche pasteurizada; los de tapón azul, cruda», aclara la técnica del laboratorio, Loli Presa.
Trazabilidad de la leche
«Es muy importante garantizar la trazabilidad de la leche», especifica la jefa de sección de neonatología de Vigo, Ana Concheiro, que coordina el banco. Nunca se les dice a los padres de quién procede la leche que toman sus hijos, pero en el banco sí lo saben.
Raquel Jorge llega al hospital con Eric (cinco semanas) en brazos. Su marido, Noé, porta un bolso con un biberón. «Ya tenía pensado donar cuando me quedé embarazada -explica-, pero cuando el niño se puso malito [un problema digestivo] y vi lo necesario que era, me decidí aún más». Las madres que, como ella, tienen a sus niños en casa, pueden acudir al hospital cada quince días. Mientras, van acumulando la leche en botes y los congelan. Al hospital los puede llevar la propia madre o un familiar.
Los bancos de leche de Galicia están en expansión. En el de Vigo han alimentado a 105 bebés del propio hospital, a 30 de Pontevedra (desde agosto del 2016) y a 15 de Ourense (desde marzo). «Hemos querido que ningún niño que la necesitara se quedase sin la leche», dice Concheiro. Ahora quieren recibir donaciones de esos dos centros y están ensayando con dos madres pontevedresas, pero para llegar a más necesitan una aplicación informática que aún no tienen. En Santiago confían en servir a A Coruña, Ferrol y Lugo este año.
Se calcula que el 7 % de los niños nacen prematuros, es decir, antes de la semana 37 de embarazo. Son unos 1.300 al año en Galicia. En España, los bancos de leche no aparecieron hasta el año 2000, cuando se creó el de Baleares. Ahora ya hay doce y 2.281 neonatos se beneficiaron de ellos el año pasado. A lo largo de su ingreso, los pequeños acaban tomando leche de tres o cuatro mujeres. Se intenta que siempre sea el menor número posible. Nunca se mezcla.
«Ahora ya estoy más tranquila y ya tengo leche», reconoce Isabel Bouza. Así que los mellizos Martina y André, que siguen en la uci, ya toman el alimento que les proporciona su propia madre. Puede parecer contradictorio, pero fomentar la lactancia materna es uno de los grandes objetivos. Y parece conseguirlo. Lo constata Ana Concheiro: «Con el banco de leche aumenta la tasa de lactancia».
Un estudio quita límites temporales a la donación
La leche materna es un terreno muy poco explorado desde el punto de vista de la investigación. Se sabe que para los niños es un refuerzo inmunológico y que previene de infecciones y de enfermedades digestivas y pulmonares. Se sabe, pues, que es más beneficiosa que la leche de fórmula. Pero queda mucho por investigar. Un estudio reciente realizado en Vigo comparó los componentes nutricionales de la leche donada por madres de prematuros y otra de mujeres con niños de más de seis meses. «La de prematuros es muy buena, pero la otra también», dice Ana Concheiro. Concluyeron que no se debe poner límite temporal a las donantes, algo que sí hacen otros bancos.
Pero el reclutamiento de madres es muy exhaustivo. Normalmente, contactan por correo (bancoleitevigo@sergas.es). La clave está en la entrevista, con una declaración jurada sobre las enfermedades o tratamientos de la potencial donante. «La principal causa de exclusión es el tabaco», revela. Además, se hacen análisis de VIH o hepatitis. Son virus que morirían en la pasteurización, pero no se admite a portadoras por seguridad.