
El centro de innovación del Concello de Ourense se ha propuesto el reto de donar cien juguetes
04 ene 2018 . Actualizado a las 11:47 h.Es habitual que los niños hospitalizados estos días en el Complexo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO) reciban la visita de los Reyes Magos y, con ellos, algunos juguetes. Pero este año será especial, porque recibirán regalos extra. En concreto llegarán al centro hospitalario cien artículos, entre los que encontrarán camiones, puzles, juegos educativos con minirrobots, ruedas voladoras, figuras móviles, estructuras para montar poliedros o calculadoras mecánicas, entre otros. Todos estos juegos tienen en común dos cosas: han sido fabricados con impresoras 3D y son made in Ourense al 100 %. Hasta el punto de que incluso las máquinas con las que se hicieron -el proceso terminó ayer- han sido también construidas en la ciudad de As Burgas; en concreto, en el centro municipal de innovación La Molinera.
«Todo comenzó cuando hablamos con el Concello para ver la posibilidad de adquirir alguna impresora 3D para el centro. Pero, como era de esperar, no había presupuesto; así que decidimos que si no podíamos comprarlas tendríamos que fabricarlas», explica César Pichel, el coordinador de este centro enfocado a potenciar la innovación tecnológica. Organizaron charlas a las que invitaron a expertos en la materia, pusieron en marcha cursos de diseño y fabricación y crearon la primera.
Con ella se fabricaron las piezas de la segunda y el siguiente paso fue poner en marcha un taller en el que participaron vecinos interesados en la materia.
«Curiosamente no solo acudió gente joven. Cierto es que algún participante tenía 22 años, pero también los hubo de 70», matiza el técnico Eloi Froufe. Lograron crear doce, perfectamente operativas y dispuestas a dar forma a cualquier diseño. Ponerlas en producción con un fin solidario fue la siguiente decisión. «Enseguida se nos ocurrió que estaría bien crear moldes para juguetes y, como precisamente en el nuevo hospital se van a probar muchos procesos innovadores, decidimos que era un buen momento para demostrar que, aunque Ourense es lo que es, podemos generar sinergias que nos ayuden a crecer y a demostrar que la tecnología también puede ayudar a humanizar», matiza Pichel.
Así que bautizaron la idea como Fabricando Sonrisas y lanzaron un llamamiento a todos los vecinos que pudieran tener una impresora 3D para que se sumasen al reto llevando su máquina a La Molinera para trabajar allí o creando los juegos en su casa y entregándolos. Funcionó. Aunque algunos juguetes requieren hasta diez horas de trabajo de la máquina, ya tienen cerca de 70. «Aunque no haya cien niños ingresados, dejaremos juegos para el aula que tienen y también en consultas de pediatría», matizan.