Bienvenidos a la invasión del plástico

Mila Méndez Otero
Mila Méndez REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Mila Méndez / Daniel Portela / Álex López-Benito

Cada año se producen, consumen y tiran más millones de toneladas al mar

18 ene 2018 . Actualizado a las 13:28 h.

La sociedad es completamente dependiente de este derivado del petróleo que no se degrada y puede durar cientos de años. Algunos países proponen restricciones. La cuestión es: ¿Estamos dispuestos a asumir su coste? 

«Hay plástico en las playas porque hay gente que lo tira»

M. Lazzari

Un proyecto de investigación de la USC estudia cómo conseguir polímeros más resistentes

Algunos de los primeros plásticos fabricados todavía se conservan hoy intactos. La vida de este derivado del petróleo es mucho mayor a la edad media de los humanos. La botella que compramos para beber agua puede estar aquí más tiempo que nosotros. El laboratorio del Ciqus (USC) en el que trabaja el químico Massimo Lazzari estudia las posibilidades de alargar aún más esta longevidad: «trabajamos en un proyecto para que no se degradencon aplicaciones para el mundo del arte que también se pueden trasladar a la industria», explica. Lazzari no quiere demonizar a los plásticos, «¿cómo sería nuestra vida sin ellos?», se pregunta. «Es muy barato producirlo y tiene múltiples usos», razona.

El problema, insiste, tenemos que buscarlo en nosotros mismos: «Si hay plástico en las playas es porque hay gente que lo tira». En una sociedad que califica «dependiente» del material, defiende que hay que invertir en desarrollar plásticos reciclables. «Son técnicamente posibles, pero aún cuesta mucho fabricarlos. ¿Está el consumidor dispuesto a pagar veinte veces más por un envase biodegradable?». El profesor de la USC también avisa: «la mayoría de las bolsas que nos venden como tal no lo son. Hay que avanzar en su producción, las que existen son poco resistentes y se rompen fácilmente». Escéptico con medidas como la anunciada por Baleares, prohibir las cápsulas de café de un solo uso o los bastoncillos para el 2020, reclama un consenso científico y político en Europa. «Anunciar algo así para dentro de dos años es más bien propaganda o un sueño. El horizonte del 2030 que augura la UE lo veo más factible». Hay que tener en cuenta, subraya, que la industria del plástico es muy poderosa.

«Estamos ante uno de los mayores problemas medioambientales. El plástico de un tapón no se degrada en el mar. Se rompe, se divide en fragmentos cada vez más pequeños, de menos de un milímetro, que acaban comiendo los peces. Ese material es biodegradable cuando un microorganismo lo asimila», explica. El reto lo eleva a una cuestión de concienciación. «Por alguna razón la gente tira menos latas, ¿por qué no hace lo mismo con las botellas?».

«Peixes e bivalvos teñen microplásticos nos seus estómagos»

Suso Gago

El mar se ha convertido en el gran contenedor al que van a parar envases, tapones y colillas

Los mayores generadores de vida en nuestro planeta se han convertido en el vertedero de los plásticos. Los que estudian los océanos lo constatan cada día. No hay que pensar en lejanas islas de plástico en el Índico. Solo hay que darse una vuelta por la playa para comprobar cómo las algas no son las únicas que se acumulan en la orilla. Bastones de los oídos, colillas, latas o tapones comparten su hábitat. «A costa galega non é a máis afectada pero, nuns anos, a situación pode ser máis grave», advierte Jesús Gago, investigador del Instituto Español de Oceanografía en el centro que tiene en Vigo. «Dende paxaros a peixes abisais ou bivalvos como os mexillóns. Varios estudos atoparon xa microplásticos nos seus estómagos. O seguinte punto é no que estamos agora: identificar o seu grao de toxicidade. Aínda non está demostrado».

Como detalla Gago, los polímeros plásticos en sí no son malos. Combinan nitrógeno, hidrógeno y carbono. El problema está en los aditivos que llevan para ser más resistentes o elásticos. «Como no cabalo de Troia, o malo é o que vai dentro do envoltorio». Por otro lado, también actúan como esponjas: «Absorben as substancias tóxicas que hai na auga, como os carburantes, que acumulan e transportan».

Él no tiene dudas a la hora de afirmarlo: «somos plásticoadictos. É como se pasásemos da Idade de Pedra á de Plástico». Junto al Campus do Mar de la UVigo colaboran con el proyecto de divulgación Oceans of Plastics. «Estamos ante un problema de xestión. O plástico é talvez o material máis importante que existe na nosa sociedade. Mellora a vida cotiá en moitos ámbitos. Os coches son agora máis lixeiros e seguros. Pero hai un abuso e mal uso. Non pode ser que unha bolsa cuxo ciclo de vida nace en Arabia, onde se extrae o carburante, vai ata China, onde se fabrica, e viaxa ata un porto español, dende onde se reparte, só teña un uso e a tiremos ao lixo ao volver do súper».

Partidario de prohibir su empleo en determinados productos, tiene fe en la educación. «En países de Asia tamén hai que mellorar os seus deficientes sistemas de tratamento de residuos». El avance consiste, a veces, en dar un paso atrás: «Trátase de retroceder no tempo. De reducir os niveis do seu consumo e tamén de ser conscientes do seu impacto».