Cómo crear una depuradora casera en seis cómodos pasos

Tamara Montero
tamara montero SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

SANDRA ALONSO

Cincuenta alumnos del Xelmírez II de Santiago son miembros de su club de ciencia

03 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Esta semana había bizcocho y rosquillas. La merienda siempre vuela. Como las preguntas. Aparecen en cualquier momento. Como balas. ¿Si junto lo que hay en los dos tubos vuelve a haber agua? Lo que estaban mirando fijamente los estudiantes del Xelmírez II de Santiago era como el agua se descomponía. Estaban viendo en directo el H2O. Al terminar la electrólisis, en uno de los tubos habría el doble de gas que en el otro. Dos medidas de hidrógeno por una de oxígeno. No. No era magia.

Enfrente, habían puesto una depuradora en marcha. Cabía en una botella de plástico. El agua, sucia, iba atravesando diferentes capas: piedras más grandes, otras más pequeñas, arena, algodón y al final, ciencia. Aunque viéndolo daba ganas de entonar un abracadabra. El agua salía clara. La clave la daba la profesora de Física de la USC, Pilar Brocos, exalumna y estrella invitada. Bebérsela, casi que no. Lo mejor sería volcarla en una olla a través de una tela -como segundo filtro- y después hervirla. Ahí quedaría potabilizada.

Son unos cincuenta. Vienen después de clase, por interés, por curiosidad. Para aprender. Para ver lo que estudian en marcha. Son los alumnos participantes del club de ciencia del instituto compostelano, que han dedicado el primer trimestre a saber más del agua.

Ya habían analizado la que sale de los grifos de sus casas. Lo hicieron gracias al proyecto Aqua. Con un kit que les envió Ibercivis sacaron muestras y midieron. De media, el pH es del 5,5 y la concentración de cloro de 0,4 mg/l. Esta semana tocó la depuración. Después, se dedicarán a analizar el suelo y a aprender sobre los gases. Y a final de curso, viajarán a las estrellas. Con el buen tiempo -aunque la marmota ha predicho seis semanas más de invierno- se centrarán en la astronomía y la óptica.

Funciona el boca a boca

En los laboratorios del club de ciencia ImAXIInacción (las mayúsculas son por Arcebispo Xelmírez II) flota la emoción. La de los profesores, para los que es una experiencia muy gratificante, según reconoce su coordinadora, Raquel Veira, y también la de los alumnos, que se encargan de hacer funcionar el boca a boca por las aulas. Y se acercan más jóvenes que, de pronto, se dan cuenta o hacen visible su vocación científica. En el club participan, trabajan en equipo y aprenden alumnos de diferentes edades, desde la ESO hasta bachillerato.

Y aunque el club de ciencia está centrado en las conocidas como disciplinas STEM, la implicación de los docentes es absoluta. En él participan desde la orientadora hasta la directora, que es profesora de Filosofía. Por cierto. La respuesta es no. Si se vuelve a unir el contenido de los dos tubos de la electrólisis no aparece de nuevo agua.