Hace unos días un cachorro de bulldog francés moría en avión de United Airlines tras viajar durante tres horas y media dentro del portaequipaje de cabina -desde Houston a Nueva York-. Según algunos testigos del vuelo, la propietaria quería mantener el perro debajo del asiento, en una bolsa de transporte, (cumpliendo las normas de la compañía) pero una azafata insistió en que lo colocase arriba.
El escándalo generado a raíz de este triste episodio ha llevado a varios senadores a presentar un proyecto de ley que prohíba a las compañías aéreas que los animales viajen en los compartimentos superiores (algunas todavía lo permiten). Y United Airlines empezará a colocar etiquetas con colores brillantes en los bultos que contengan animales para facilitar su identificación. Una compañía que, en 2017, registró 18 muertes de animales, entre ellas un conejo gigante.
Curioso, y menos trágico, fue el caso de Dexter, el pavo real al que prohibieron subir a un avión en el aeropuerto de Newark, en Nueva Jersey. También fue United Airlines pero en esta ocasión el veto se debió, según la compañía, a que el ave no cumplía los parámetros de peso y tamaño. Y eso que su propietaria, una artista conceptual que lo tiene como animal de apoyo emocional, ya había pagado su billete. Y apuntamos lo de 'apoyo emocional' porque algunas aerolíneas permiten el acompañamiento de mascotas a viajeros con problemas psicológicos o psiquiátricos.
Más estrafalario aún fue el episodio de un príncipe saudí que compró ochenta asientos para sus ochenta halcones. Una escena bastante común en los países árabes, donde este animal, símbolo nacional de Emiratos, es muy respetado. Compañías aéreas como Qatar Airways admiten a los halcones viajar como un pasajero más, eso sí, en turista y siempre y cuando lleven una capucha durante todo el trayecto y una cadena o cuerda atada a una pata para evitar que pueda emprender el vuelo. La compañía Lufthansa Technik ha dado un paso más y ha creado Falcon Master, un sistema que cuenta con una barra para que el halcón se apoye cómodamente, además de una bandeja que asegura la higiene de los asientos.
Y conocida es la amarga anécdota de Johnny Depp en Australia. Su entonces pareja, Amber Heard, fue a juicio y se declaró culpable de haber introducido a sus yorkshire terrier en el yet privado de Depp, falsificando los documentos de cuarentena (al llegar al país, deben permanecer un mínimo de diez días de cuarentena y haber tramitado el permiso correspondiente para introducir animales). Australia llegó a amenazar con sacrificarlos si no regresaban inmediatamente a Hollywood.