
Pekín está adscrito a la Convención Espacial de Responsabilidad y deberá hacerse cargo de las piezas del Tiangong-1 que impacten en la Tierra
25 abr 2018 . Actualizado a las 01:26 h.La posibilidad de que una pieza del Tiangong-1 caiga en su jardín, entre por la ventana del salón o impacte contra su coche es más que remota. La Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) asegura que la probabilidad de recibir un rayo es diez millones de veces mayor que la de sufrir la colisión de este satélite chino. Lo que sí es más factible es que los restos del laboratorio espacial se esparzan por el norte de Portugal y Galicia, según estima la ESA. Y, de ser así y tener un trozo a mano, evite tocarlo.
En primer lugar, por las altas temperaturas a las que se ha sometido durante su vertigionoso descenso y por la presencia de hidrazina, un compuesto químico utilizado como combustible y que es altamente corrosivo. Pero, además, no debería hacerlo si está pensando en su bolsillo.
El satélite es propiedad de China y, en caso de producir algún daño, deberá asumir las consecuencias de los destrozos que pueda ocasionar. El país ratificó los acuerdos alcanzados en la Convención Espacial de Responsabilidad de 1972, al igual que la mayoría de países asiáticos, europeos y americanos, además de Australia. Uno de los puntos más importantes es sobre la responsabilidad de los objetos espaciales lanzados, que caerá siempre sobre el estado que envíe el satélite o cohete al espacio.
En caso de que un trozo del laboratorio impacte en Galicia, deberá ser el Estado español quien lidie con el Gobierno chino, según la Convención. Otro punto del acuerdo establece que el satélite continúa siendo propiedad del país que lo lanzó pese a haberse precipitado al suelo.
China podría reclamar la devolución de las piezas si se encuentra con que alguien trata de lucrarse con las reliquias espaciales. La revista Live Science recuerda el caso del transbordador espacial Columbia, que el 1 de febrero de 2003 se desintegró durante su descenso tras sufrir un accidente que los siete tripulantes de la misión no habían percibido. Algunas personas trataron de vender las piezas que recopilaron y el Gobierno de Estados Unidos acabó interviniendo en portales como eBay, donde se subastaban los trozos de la nave.
Multa a la NASA por tirar basura
En 1979, una pequeña ciudad australiana recibió el impacto del objeto espacial más grande en caer sobre la Tierra. La estación Skylab fue la primera de su tipo lanzada por Estados Unidos y tenía un tamaño diez veces superior al del Tiangong-1 y un peso de 75 toneladas.

Tras varios días especulando sobre dónde caería, tal y como está pasando hoy con el satélite chino, acabó haciéndolo en Esperance, una localidad de apenas 2.000 habitantes, en el extremo sudoeste del país. La NASA no reclamó su devolución y el gobierno de la ciudad decidió imponer una multa de 400 dólares a la agencia norteamericana por arrojar basura en suelo público.
Desde la primera misión hace más de 60 años, solo se ha registrado un único caso de impacto con un objeto espacial. Lo sufrió la estadounidense Lottie Williams, a la que le rozó un trozo del cohete Delta, mientras paseaba por un parque de Tulsa (Oklahoma) en 1997.
