Isaías es una de las personas con daño cerebral que colaboran con mayores gallegos en un programa de voluntariado
25 jun 2018 . Actualizado a las 10:34 h.Hace nueve años un accidente de tráfico dio un vuelco a la vida de Isaías Castro, un joven de A Estrada. Hoy, con 33 años, es uno de los usuarios de Sarela, la asociación de daño cerebral adquirido de Santiago. Pero también es voluntario. Da clases de bocha en otra entidad, Agadea, a mayores, la mayoría con alzhéimer y otras demencias. Hacen un buen tándem. La bocha es un deporte para personas con discapacidad, similar a la petanca. Isaías les enseña cómo jugar. «Pasámolo moi ben aquí entre todos, eu penso que están a gusto porque botamos unhas risas e eu encóntrome cómodo», explica.
Isaías forma parte de un proyecto que nace de la unión entre la Federación Galega de Dano Cerebral y la Obra Social La Caixa, para mejorar la vida de los mayores y las personas con daño cerebral adquirido. Esta combinación ha dado sus frutos en un programa de voluntariado seleccionado por La Caixa en su convocatoria del 2017, que promueve el voluntariado entre ambos ámbitos, mayores que acompañan a personas con daño cerebral adquirido (DCA), y voluntarios con este tipo de discapacidad que colaboran con los mayores.
Isaías es uno de ellos. Dice María José Hermida, terapeuta ocupacional de Sarela y responsable de la implantación del proyecto en Santiago, que ya se le veía que hacía buenas migas con el colectivo de mayores. Es paciente, sobre todo con la gente de mayor edad, y le propusieron participar. «Eso sí, tiene muchísima voluntad, pero si se trata de lo mismo todos los días se cansa, por eso le sugerimos hacerlo una vez al mes», cuenta. Ahora Isaías pide más días, «e se tivera máis que ensinarlles, mellor». Acude todos los días a Sarela para realiza actividades de psicomotricidad, cognitivas, da clases de informática, «o mellor a psicomotricidade e o ximnasio, chego á casa cansado pero é co que máis gozo». Le gusta salir, pero de fiesta ya no tiene ganas. «A festa xa a vivín toda, non toda pero chegoulle. Agora vou a unha orquestra e a miña cabeza xa non o soporta», cuenta.
El proyecto busca crear una red entre las dos poblaciones, mayores y personas con daño cerebral adquirido. Un colectivo, señala Luciano Fernández, presidente de Fegadace, desconocido. «Se conoce mucho de sus causas pero nada de sus consecuencias, necesitamos que el daño cerebral se ponga encima de la mesa política y social, porque es una realidad económica, familiar, personal y social, y que se contemple en las valoraciones».
Optaron por la convocatoria de La Caixa porque «son serios, pero al mismo tiempo entienden perfectamente que los resultados que se consiguen no son siempre los óptimos». Establecer un lazo de colaboración entre personas de edad avanzada y otras que tienen daño cerebral no es sencillo, «el proyecto está resultando beneficioso, pero encontrar un perfil de una persona con DCA que quiera hacer voluntariado y con mayores nos está resultado complicado», explica María José. También al contrario. «Hay muchas personas mayores que están haciendo voluntariado en otras entidades, por eso les cuesta, dicen que no tienen tiempo con los nietos y todo. Y lo entendemos», cuenta María José.
Joana Prats, directora del departamento de colaboraciones con entidades sociales de la Obra Social La Caixa, asegura que a la hora de elegir uno u otro proyecto se busca que cumplan los objetivos de la convocatoria: promover la vida independiente, la autonomía y la calidad de vida de las personas mayores y de las que tienen discapacidad u otras enfermedades, y atender las necesidades de su entorno familiar.
El que desarrollan con Fegadace busca conectar ambos mundos, y desde esta entidad no tienen pensado renunciar a él. «Esto supone un empujón para ponerlo en marcha, una aportación económica, pero queremos que una vez que empiece funcionar el boca oreja, esto se mantenga en el tiempo», apunta Luciano. En la provincia de A Coruña se seleccionaron en el año 2017 seis proyectos, uno de ellos el de esta federación, dentro de la convocatoria de promoción de la autonomía y atención al envejecimiento y la discapacidad. En total se destinaron 112.000 euros que benefician a unas 1.300 persona. Entre ellas Isaías, que ha descubierto que es un gran profesor de bocha.