La operación reconstructiva en el hospital vigués Povisa duró nueve horas
20 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Víctor Santiago sufrió el 6 de julio un accidente laboral en el puerto de Marín mientras manejaba una carretilla elevadora. Le seccionó el brazo izquierdo. Una ambulancia lo llevó al Hospital Povisa de Vigo y allí le reimplantaron su extremidad. La operación duró nueve horas. Participaron cinco médicos más el personal de enfermería, coordinados por la cirujana plástica y reconstructora Margarita Arnáiz.
El paciente intentaba arreglar una fuga en el latiguillo de una máquina elevadora de palés cuando la tubería se rompió. En ese momento, una pieza cilíndrica de la máquina se desplomó y le amputó el brazo. Quedó segado alrededor de diez centímetros por debajo del codo.
El jefe de servicio de cirugía plástica de Povisa, Enrique Moledo, explica que fue clave el estado del brazo amputado para realizar la cirugía. «Vino preservado en buenas condiciones, envuelto en una compresa que a su vez lo estaba en una bolsa de hielo», explica.
La operación comenzó con una limpieza exhaustiva tanto del muñón como del miembro amputado. Tras esta primera fase, se procedió a la reparación ósea mediante placas y tornillos. Con los macrorreimplantes -por encima de la muñeca- solamente pueden pasar seis horas sin que circule la sangre, para que la extremidad sea viable. Tras fijar el hueso, se repararon las arterias y las venas, por este orden, para dar riego sanguíneo al brazo. Una vez asegurado el sistema vascular, llegó el turno de unir los demás elementos: los nervios, los tendones y los músculos.
Una vez terminada la cirugía, Santiago permaneció 24 horas en la unidad de cuidados intensivos. Después fue trasladado a la planta. Actualmente, todavía está ingresado en Povisa, aunque «próximamente se procederá a su alta hospitalaria», comenta Moledo.
Al paciente todavía le espera un largo período de rehabilitación. Durará entre un año y un año y medio y consistirá en «la movilización de las articulaciones para evitar que se atrofien, el tratamiento de las cicatrices resultantes de la cirugía y la electroestimulación de los nervios para que vuelvan a funcionar correctamente», detalla el jefe de cirugía plástica.
Enrique Moledo también indica que en reimplantes tan grandes es imposible una recuperación completa del paciente, pero que lo que se busca es «una recuperación funcional» para que, por lo menos, pueda seguir trabajando y tener una vida normal dentro de sus posibilidades. Víctor tendrá una segunda oportunidad.