El humorista carballés ha hecho virales las pequeñas piezas de «Pantomima Full»
12 ago 2018 . Actualizado a las 15:56 h.Junto a Alberto Casado, Rober Bodegas (Carballo, 1982) ha convertido las pequeñas piezas audiovisuales de Pantomima Full en algo viral. Su audiencia espera ansiosa los viernes que llegue un nuevo capítulo de su visión sobre esas personas que convierten la actividad más corriente en una filosofía de vida. Los flipados, como ellos los llaman.
-¿Quien flipa más un «influencer» o un «runner»?
-Buff, complicado. Los runners son muy flipados, pero es una flipadez más hacia sí mismos. Pero llamarte a ti mismo influencer es lo máximo. No hay quien lo supere. Son unos flipados.
-Parece una profesión de futuro.
-Sí. Pero lo peor son los que lo pretenden y están ahí, con treinta y tantos años todo el día poniendo cómo se visten para tomar el vermú. Hay muchos momentos de vergüenza ajena.
-¿Es un síntoma de flipar empezar a referirse en inglés a una actividad normal?
-Lo que me parece más de flipado es subir una foto de tu puñetera tosta de aguacate y poner «aguacate toast». Pero vamos a ver, ¿por qué? Ahí entramos en el nivel de flipadez preocupante.
-Recientemente se puso de moda hablar del «breading» (mojar pan en el café). ¿Qué le parece?
-Lo del breading me parece una estupidez importante. ¡Es mojar pan en el café, tío! Pretender hacer una actividad de algo tan poca cosa y común es... Escúchate: «Esta mañana he hecho breading». Ya y alarming, showering, dressing up y todo lo que se hace normalmente. Afortunadamente, estas tonterías no siempre calan, aunque estemos tan predispuestos a ello.
-Un sociólogo me decía recientemente que como la gente ya no cree en Dios necesita creer en algo. De ahí esa importancia casi mística a sus aficiones.
-A nosotros nos hace mucha gracia la gente que quiere basar toda su personalidad en un hábito o una afición. Para nosotros, por ejemplo, es muy claro en la música. Hay el típico tío que le flipa. Todo lo que habla en las redes es de música. Es un «yo soy la música». Se ha pedido ese personaje. Pero ahora se ha abierto y tienes el del running, el de la alimentación sana y el de todo.
-¿Tienen ofendidos?
-No, casi siempre nos reímos sobre la importancia de lo banal. Con algún vídeo sí que se ha ofendido alguno. Por ejemplo, el de la alimentación nos decía: «Os reís de eso, pero el sobrepeso es un problema grave». Pero es muy poco.
-¿Quién es el flipado de verano?
-¡Uy, la playa tiene mucho flipado! El que te vende la moto de la vitamina D. O la parte cuñada del que controla el mejor chiringuito. El año pasado hicimos un vídeo del mamarracho de verano, el que va con todos los colores encima y en chanclas. Ahora queremos hacer el mamarracho de boda.
-¿Cuál es?
-El típico que dice que no va de traje a las bodas porque le gusta ser diferente. Son esos que van con una pajarita de madera y unas zapatillas rojas que le combinan con los pajaritos de su camisa estampada blanca. Esa gente que cree que lo está petando y no, está dando el cante.
-¿Y qué dice de los poetas de las puestas de sol?
-Sí, claro. La gente que va a coger sitio para ver ponerse el sol. Los intensos nos hacen mucha gracia. La gente que le pone poesía. Es bonito ver ponerse el sol, pero tampoco hay que flipar tanto.
-¿No hay mucho de ustedes en las parodias?
-Sí, claro. Por eso funciona. Cuando no es una cosa nuestra, es de algún colega al que le ha pasado. Nosotros hemos caído en eso. Tuiteas cuando se muere un cantante como la gran tragedia, pero a los cinco minutos sigues con tu vida normal. Es un día triste, pero no llamas al trabajo para decir: «No voy que se ha muerto David Bowie».