La inquietante anomalía del Atlántico

Xavier Fonseca Blanco
XAVIER FONSECA REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

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Mientras la temperatura de la mayor parte de la Tierra asciende, en la región subpolar del océano, baja

27 sep 2019 . Actualizado a las 18:25 h.

Año tras año, los mapas de la temperatura de la Tierra muestran un rojo cada vez más intenso. Ese color indica temperaturas por encima de la media. Sin embargo, hay una zona en el extremo norte del Atlántico que evoluciona justo al contrario. Cada vez está más azul, con valores por debajo de la media. «La mancha azul del mapa que se repite cada año se conoce como Cold Blob y sus porqués y repercusiones ocupan hoy los esfuerzos de muchos oceanógrafos», reconoce Marcos Fontela, investigador del CSIC en el Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo.

Una de la tesis que explica el origen de esa región de aguas frías apunta a las alteraciones que está experimentando actualmente la corriente del Golfo. Este transporte de aguas cálidas comienza frente al golfo de México, asciende hacia el norte y cuando llega cerca de Islandia se hunde al perder temperatura y ganar salinidad. Hace unos meses dos artículos en la prestigiosa revista científica Nature señalaron que este intercambio de aguas se ha reducido alrededor de un veinte por ciento en los últimos 150 años. «El agua de superficie está más fría y el océano ha ido perdiendo calor desde la superficie a los mil metros de profundidad. Hay extensas áreas del Atlántico Norte cuya agua superficial está hoy dos grados centígrados más frías que a finales de los 90», asegura la publicación.

Las mediciones confirman una y otra vez esa tendencia hacia el enfriamiento en la región subpolar del Atlántico Norte en el contexto de calentamiento global. Esta anomalía tendría consecuencias directas sobre la meteorología en toda Europa. «El norte del continente depende en gran medida de la cantidad de calor que transporte el Atlántico hacia el norte. Si disminuye, los inviernos pueden ser más fríos», advierte este investigador gallego, Marcos Fontenla.

El caso de las aguas gallegas también presenta una particularidad. A pesar de que suelen estar frías por efecto de los afloramientos costeros, nuestras aguas son subtropicales y por tanto deberían estar calentándose, algo que sí está ocurriendo en otras zonas situadas en esta misma latitud.

Más nubes altas

El responsable de este fenómeo no está tanto en el océano sino el cielo. Según un estudio reciente publicado en la Revista Internacional de Climatología se está produciendo un aumento de las nubes altas en un área que abarca desde el sur de Azores hasta el oeste de la Península. Este tipo de nubes actúa reflejando la radiación solar y por tanto impide que el agua pueda calentarse de forma directa.

La investigación añade que el incremento de este tipo de nubosidad en esa zona en concreto puede estar relacionada con la invasión de polvo procedente del Sáhara. De acuerdo con estas investigaciones, las partículas estarían actuando como núcleos a partir de los cuales se forman las nubes.