El fenómeno se presenta en forma de arco pero su verdadera geometría es un círculo. El horizonte impide que sea posible contemplar la esfera entera
05 jun 2019 . Actualizado a las 16:11 h.La configuración meteorológica prevista para las próximas horas favorece la observación de una amplia gama de eventos atmosféricos como la lluvia, el granizo y las tormentas. Si la masa de aire que llega desde el norte fuese un poco más fría también podrían formarse heladas e incluso nieve. Además, en un día como hoy resulta relativamente frecuente presenciar el arco iris. Para ver el fenómeno tienen que coincidir el sol y la lluvia. La luz debe situarse siempre por detrás del observador y las gotas por delante. Esto ocurre en una situación de chaparrones, precipitaciones de carácter intermitente.
El proceso que da como resultado el arco iris comienza por tanto en el astro rey. La luz blanca que sale de la estrella se descompone al cambiar de medio, del aire al agua. Tal y como descubrió en su día Isaac Newton mediante un experimento casero, la luz blanca está hecha de los colores que conforman el espectro visible, el único rango de las radiaciones electromagnéticas que puede captar el ojo humano. Esos colores son el violeta, azul, cian, verde, amarillo, naranja y rojo.
Después de que la luz blanca se haya dividido dentro de la gota se produce una reflexión total de los colores, que llegan hasta el observador. El fenómeno se presenta en forma de arco pero su verdadera geometría es un círculo. El ángulo de refracción y reflexión genera un cono en el que el observador ejerce de vértice. Sin embargo, el horizonte impide que sea posible contemplar la esfera entera, solo la mitad. Únicamente desde una zona muy elevada, por ejemplo en un avión, se puede ver la circunferencia. Para ser justos con el fenómeno lo correcto sería referirse a él como círculo iris.
Además, si las condiciones lo permiten también se puede apreciar un segundo arco iris ya que en realidad no se produce un cono, sino dos. El segundo aparece con menos intensidad y los colores invertidos. Tampoco se trata de algo que se pueda tocar. Cuántas niñas y niños habrán intentado alcanzarlo, pero por mucho que corran hacia él siempre estará a la misma distancia. Como otros eventos ópticos relacionados con la luz, el arco iris juega al despiste con nuestros sentidos.
En Galicia y en otras muchas zonas del mundo recibe el nombre de arco da vella. El término procede de las sociedades precientíficas que consideraban los fenómenos de la naturaleza como una presencia de los dioses en la Tierra. Antaño el agua que caía desde el cielo se asociaba con la fertilidad. Esto tiene su lógica ya que la lluvia era la responsable de que creciesen los cultivos. Así que las civilizaciones antiguas consideraban el arco iris como una figura femenina. Eso sí, una diosa de edad avanzada porque vinculaban su aparición con los meses del invierno. Cada cultura tiene un significado diferente. Aquí se ha interpretado como una diosa anciana de la naturaleza encorvada que descendía para coger el agua de los ríos y la llevaba para al cielo.