Obra Social 'La Caixa' financia a la Fundación También para realizar diferentes etapas en vehículos adaptados
11 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Mañana es el gran día. La Fundación También hará realidad una nueva edición de las etapas del Camino de Santiago adaptadas para discapacitados, financiada por la Obra Social 'La Caixa'. Serán en total unos 60 kilómetros divididos en varios tramos y realizados con vehículos adaptados, la mayoría en handbikes para sillas de ruedas. «El viernes hacemos dos etapas, parando a comer -explica uno de los representantes de la Fundación, Carlos Rolandi- y luego tendremos que volver a dormir a Santiago, porque no encontramos alojamiento que tenga habitaciones adaptadas para tanta gente». Así, el autobús les devuelve el sábado al punto donde lo dejaron para realizar otros dos tramos, y el domingo realizarán la última etapa hasta llegar a la ansiada catedral.
Después de casi quince años repitiendo la experiencia, Rolandi asegura que la llegada sigue siendo el momento más emocionante. «La experiencia es, sobre todo, una gran convivencia. Hemos tenido invidentes, gente en silla, en triciclo, andando, muchas handbike... Somos un grupo de unas sesenta personas y hay gente de todas las edades, familias... Se pasa muy bien, es una experiencia muy bonita».
Los participantes, asegura, disfrutan cada minuto de esta actividad. «Les sorprende, primero, por la belleza del Camino, porque además nosotros no salimos a la carretera. Preferimos ir por el original aunque haya barro, piedras o lo que sea. Es mucho menos peligroso también para nosotros», explica Rolandi. Tramo a tramo los participantes son testigos del milagro de la solidaridad. «Todos los años pasa lo mismo, la gente es increíble. Los otros peregrinos, que no nos conocen de nada, cuando nos ven pasar empujan las bicicletas, ayudan a la gente a pasar... En algunos los tramos fáciles les adelantamos porque vamos en bicicleta y luego, en los lentos, nos vuelven a pasar ellos. Al final vamos como de colegueo, y la gran amistad que se forja con la gente que está en el Camino es muy bonita». Pero es importante hablar también de la dificultad. «Para cualquiera de los que participa -prosigue- es un reto, porque para una persona que tiene una discapacidad motora el estar ahí y llegar a la plaza es espectacular».
También tienen claro que lo que se forma cada año en solo dos días es como una gran familia, en la que unos se apoyan en otros. «Todo el mundo tiene algún tipo de problema, pero unos se ayudan a otros: el que tiene un problema intelectual le ayuda al que lo tiene físico, y este, a su vez, le acompaña, porque su discapacidad es totalmente diferente. Son días de mucha intensidad y todo el mundo sale absolutamente fascinado». Tan fascinados que el problema con el que se encuentran ahora es que tienen plazas limitadas y no pueden atender la demanda que se ha creado. «Nos dejamos a mucha gente cada año fuera -lamenta- porque aunque quisiéramos llevar a todo el mundo no sería posible ni por presupuesto ni por infraestructura».
Eso sí, Rolandi asegura que su agradecimiento a quienes hacen posible esta experiencia es infinito. «Todo esto tiene un coste bastante elevado -asegura- y podemos hacerlo gracias a que nos ayudan algunas empresas y a la financiación de La Caixa. Ten en cuenta que no nos queda otra opción que ir a un hotel de cuatro estrellas para que podamos caber y movernos con todas las sillas. Además, el grupo de personas de apoyo es muy importante, y hay que tener en cuenta los vehículos para llevar todo el materia».
Con todas las dificultades, aquí todo el mundo quiere repetir. «Da igual que llueva que que no». «El año que quizás fue más duro -concluye Rolandi- fue uno que estaba el camino muy seco, así que casi se agradece la lluvia». Pues si se cumplen las previsiones meteorológicas, parece que van a tener suerte.