Solo sabían lo que marcaba el código de etiqueta. Ellos de esmoquin. Ellas de traje largo. Pero querían saber más. Ver de cerca a los invitados de una boda de la que no se ha dejado de hablar en un fin de semana de primavera en pleno noviembre. Decenas de vecinos o, únicamente personas que pasaban por allí, compitieron ayer con los fotógrafos apostados ante la puerta del hotel Finisterre.
Tenían los móviles preparados para empezar a disparar. Entonces, ellos, los invitados comenzaron a salir para dirigirse a los minibuses que les trasladarían a Casas Novas. Amaia Salamanca, con traje largo aterciopelado en azul noche de estilo años 40, o Eugenia Silva, vestida de Versace. O el guapo Kortajarena.
Y luego esos grandes... Desde el sucesor del gran Valentino al frente de la maison italiana y autor del traje de la novia, Pierpaolo Piccioli, o uno de los grandes peluqueros de Vogue, Christiaan Houtenbos.